Descubriendo mi interior, puedo llegar a aquel lugar que se quiere expresar mediante las expresiones de otros... Gracias.
miércoles, 16 de noviembre de 2016
Lo que quieres oír...
Mientras no aceptes lo que los demás deciden decir/te, no crecerá tu esencia. Siento decirte que estás habituado/a a querer oír aquello que te dice tu vieja programación que corresponde en cada momento. Y el viejo esquema que aún te perdura por dentro, lo que quiere en realidad es mantenerse. Ponemos este ejemplo: si haces una pregunta con la pre-intención de querer oír, sí o no, y oyes otra cosa y no lo aceptas, no hay avance. Es así, y no hay avance porque en las veces posteriores vas a seguir utilizando el mismo sistema hasta que te hagas consciente de cambiarlo por aceptación. Si decides oír, o sea, aceptar lo que oigas como información que te llega, escuchar lo que la vida te está diciendo, entonces ya estas encaminado/a para dar el siguiente paso que es decidir lo que quieras libremente tras oír a la vida hablándote. ¿Por qué es fundamental oír lo que te dicen “los demás” (la vida)? Porque esa escucha te hace más libre, precisamente lo contrario de aquello que busca tu vieja programación.
Y si además de lo que oigas, exiges el sí o no, sigues agravando la situación más aún para que prevalezca tu programación de resistencia. Sentimos que entender esto y aceptarlo, no es suficiente si no lo pones en práctica. ¿Y para cuando sería dicha práctica? Para cada situación en que los caprichos de tus zonas "erróneas" exijan no oír o negar lo que oyes. Pero sentimos que se hace más básico entender esto: si estás leyendo esto es porque necesitas recibir información acerca de estas cosas, y si entiendes que a partir de unos datos que recibes, la responsabilidad ya es tuya, podemos decir que sería mucho más adecuado contigo mismo/a, atender un poco más a las posibles repercusiones que tiene el disponer de un conocimiento y no utilizarlo. Por otro lado, cada vez que interrumpas a los demás porque no quieres oír, estás sesgando la libertad de hablar del otro. Y recuerda que cuando juegas con estas cosas, estás literalmente jugando con tu propia libertad.
Queremos también comunicar que una cosa es oír lo que oigas, y otra bien distinta es cómo te la tomes. Pongamos este ejemplo para poder erradicar estos viejos hábitos que no funcionan: sólo puedes actuar para ti desde una postura que sí funciona siempre que te hagas consciente de la situación. ¿Cómo te puedes hacer consciente si continuamente estas en la postura de negar el querer escuchar? Esta es la respuesta: comprende primero que la vieja programación te va a volver a llevar al viejo hábito de no querer escuchar (es lo mismo que decir que te va a querer llevar a volver a perderte de ti mismo/a. Recordamos que es lo mismo que actuar sin conciencia alguna de lo que haces). Al decir que lo comprendas, queremos decir que te metas dentro de esta comprensión primero. Segundo, si te estás metiendo dentro de esto, acepta para progresar, que necesitas grabarte dentro de ti, que tu problema es no escuchar. Si no haces algo por grabarte esto, lo mejor es que decidas que hasta aquí ha llegado este escrito para ti.
Seguir leyendo con la postura de no hacer nada por ti en este contexto, carece de todo sentido. ¿Puedes comprender esto? Hacemos este hincapié porque muchas veces las personas dicen querer seguir leyendo con el argumento de creer que se les quedará algo. Si es así en tu caso, te hacemos la siguiente pregunta: ¿Te puede quedar algo al leer este escrito si en la próxima oportunidad que tengas para cambiar el viejo esquema vas a hacer lo de siempre? ¿Se entiende la pregunta o ya estás de nuevo bailando con el viejo hábito de no oír? Por esto te decíamos que leer por leer es inútil. Es inútil sencillamente porque no funciona. Porque no te va a dar nada. Porque seguirías negándote a ti. Esta es la fórmula precisa para negar tu vida: el no utilizar el nuevo conocimiento. O el decir: algo caerá del cielo. Y te vamos a decir que en estos casos, nada cae de arriba. Este trabajo es tuyo, de nadie más.
Porque fuiste tú quien cogió una cosita de tal lugar y te la llevaste contigo, y hasta que no la vuelvas a colocar donde la cogiste, o hasta que no la devuelvas, no hay sanación. En la vida real es un robo a mano armada a la misma Vida. Es muy cierto esto, no nos lo estamos inventando. Le robaste y sigues robándole a la vida la sutilidad que tiene el estar abierto en cuanto a estas situaciones. Porque el estar abierto a lo que te llega, a cuanto sucede, a lo que oyes, es tu verdadera naturaleza. El disparar primero, y después mirar (si llegas a mirar) qué has hecho, es un absurdo de vida que solo te acarreará problemas. Dicho de otra forma: acarreas problemas de la no escucha y los llevas a introducirlos dentro de ti. Y el peso con el que cargas, lo mantienes o lo aumentas, eso ya depende de tu actitud.
Sin embargo, o sea, sin embargarte a ti mismo/a, o sin destruir tu anclaje a la vida que Eres, el proceder con conocimiento de causa en este caso, sería tomar o retomar el compromiso contigo mismo/a que decidiste adquirir.
Decimos una vez más que no es complicado lo sencillo. Todo depende de cómo lo estés asumiendo, instalando hacia dentro. De cómo veas lo que tienes y, a partir de ahí los cambios que quieras ofrecerte primero, y darte a continuación, por ese orden.
LA VERDAD por
Leticia R. Villaseñor & Javier G. Delgado
martes, 15 de noviembre de 2016
Joe Dispenza – La mente infinita
by maestroviejo
Hace algo más de veinte años, Joe Dispenza fue arrollado por un todo terreno cuando participaba en un triatlón. El diagnóstico de los cuatro cirujanos que consultó coincidía, tenía que operarse inmediatamente, debían implantarle barras de Harrington (de 20 a 30 centímetros desde la base del cuello hasta la base de la columna), ya que la tomografía demostraba que la médula estaba lesionada y que podría quedarse paralizado en cualquier momento.
Dispenza, que era quiropráctico, sabía muy bien lo que eso significaba: una discapacidad permanente y, muy probablemente, con un dolor constante.
Su decisión fue arriesgada: intentaría ayudar a su cuerpo a que se recuperara de manera natural, conocía bien todo lo concerniente a huesos y músculos e ideó un plan de acción que incluía autohipnosis, meditación, una dieta que ayudara a sus huesos a regenerarse y ciertos ejercicios en el agua. Se recuperó totalmente en un tiempo récord y decidió ahondar en el tema.
Durante ocho años, estudió las remisiones espontáneas de enfermedades y le sorprendieron tanto los resultados que decidió volver a la universidad para intentar explicar científicamente lo que había descubierto: el poder de nuestro cerebro como director ejecutivo del cuerpo.
Joe Dispenza estudió Bioquímica en la Universidad Rutgers de New Brunswickle,en Nueva Jersey; obtuvo el doctorado en Quiropráctica en la Life University de Atlanta, donde se licenció magna cum laude y recibió el premio Clinical Proficiency Citation por la extraordinaria calidad de su relación con los pacientes. Miembro de la International Chiropractic Honor Society, ha cursado estudios de posgrado en neurología, neurofisiología, función cerebral, biología celular, genética, memorización, química cerebral, envejecimiento y longevidad.
Desde 1997 ha dado conferencias ante más de diez mil personas en 17 países de los cinco continentes. A finales de mayo hablará en Madrid y Barcelona coincidiendo con la edición española de su libro "Desarrolla tu cerebro".
¿Cómo empezó a interesarse por el cerebro?
He entrevistado a cientos de personas que han sido diagnosticadas con enfermedades –tumores malignos y benignos, enfermedades cardiacas, diabetes, alteraciones respiratorias, hipertensión arterial, colesterol alto, dolores musculoesqueléticos, raras alteraciones genéticas para las que la ciencia médica no tiene solución…–, pero cuyo cuerpo se ha regenerado por sí solo sin la ayuda de una intervención médica convencional, como la cirugía o los fármacos.
¿Milagro?
Observé que una de las causas principales de esas remisiones espontáneas era que habían cambiado su forma de pensar, así que volví a la universidad e hice la carrera de neurociencias para poder explicar qué es lo que ocurría. Cuando afirmo que nuestros pensamientos se convierten literalmente en materia, me baso en la más pura vanguardia científica. Básicamente, esos individuos cambiaron la arquitectura neurológica de su cerebro.
Estimulante curiosidad la suya.
Todas esas personas que tenían una remisión espontánea compartían cuatro cualidades específicas. Lo primero es que todas aceptaron, creyeron y entendieron que había una inteligencia superior dentro de ellos, da igual si la calificaban de divina, espiritual o subconsciente.
Lo segundo es que todas aceptaron que fueron sus propios pensamientos y sus propias reacciones las que crearon su enfermedad, y puedo hablar y citar estudios sobre cualquiera de estos temas durante media hora. Hay un floreciente campo científico llamado psiconeuroinmunología que demuestra la conexión existente entre la mente y el cuerpo.
Le creo, pero avancemos en sus conclusiones.
La tercera característica común es que cada persona decidió reinventarse a sí misma para llegar a ser otro, y los estudios actuales en neurociencias muestran que esto es totalmente posible. Por último, tenían en común que durante el período en que intentaban meditar o imaginar en qué querían convertirse, hubo tiempos largos en que perdieron la noción del tiempo y el espacio.
¿Y eso qué significa?
El lóbulo frontal representa un 40% ciento de la totalidad del cerebro, y cuando estamos de verdad concentrados o focalizados, el lóbulo frontal actúa como un control de volumen. Como tiene conexiones con todas las demás partes del cerebro, puedo rebajar el volumen del tiempo y del espacio. En otras palabras, los circuitos que tienen que ver con mover tu cuerpo, sentirlo, percibir lo que hay fuera y percibir el tiempo pasan a un segundo plano, y el pensamiento se convierte en la experiencia en sí, es más real que cualquier otra cosa.
De este modo el lóbulo frontal elimina todo lo que no es prioritario para focalizarse en un único pensamiento, y es en ese momento en que el cerebro rehace su cableado.
¿En qué se traduce?
Aquello en lo que pensamos y en lo que concentramos nuestra atención con más frecuencia es lo que nos define a escala neurológica.
Un reciente estudio demuestra que las grandes ideas surgen cuando uno está relajado, pensando en otras cosas.
Entre la intención y el rendirse. Antes se creía que la parte derecha del cerebro es la parte emocional o sentimental, el lado creativo, y la izquierda, la racional o lógica. Pero de hecho, el lado derecho del cerebro es el responsable de procesar la novedad cognitiva, las nuevas ideas que, cuando ya están memorizadas, cuando se convierten en familiares, pasan al lado izquierdo del cerebro. Es lo que conocemos como rutina cognitiva.
¿Cambiar las marchas del coche?
Todas esas cosas que hacemos sin pensar, sí. Ésa es la razón de que cuando un neófito escucha música la oiga con el lado derecho del cerebro, pero un músico profesional lo haga con el izquierdo. Esto significa que tenemos la oportunidad de aprender cosas nuevas y recordarlas, es la manera que tiene la evolución de hacer conocido lo desconocido. Podemos cambiar nuestra mentalidad. Al crear nuevos cableados y fortalecerlos con nuestro pensamiento, dándoles prioridad, los que no utilizamos tienden a desaparecer.
Usted habla de inteligencia espiritual, ¿qué es eso, cómo lo explica desde un punto de vista científico?
No hay nada místico en ello. Se trata de la misma inteligencia que organiza y regula todas las funciones corporales. Esta fuerza hace que nuestro corazón lata ininterrumpidamente unas cien mil veces cada día sin que nosotros pensemos siquiera en ello, y se encarga de las sesenta y siete
funciones del hígado, aunque la mayoría de la gente ni siquiera sabe que ese órgano realiza tantas tareas. Esta inteligencia sabe cómo mantener el orden entre las células, los tejidos, los órganos y los sistemas corporales, porque ha sido ella quien ha creado el cuerpo a partir de dos células individuales.
¿El poder que da origen al cuerpo es el poder que lo mantiene y lo sana?
El cerebro no puede cambiar el cerebro porque es sólo un órgano, y la mente no puede cambiar el cerebro porque es un producto del cerebro. Así que tiene que existir algo que está operando en el cerebro para que cambie la mentalidad.
¿Cómo define ese algo?
Ja, ja, ja, esa es una pregunta muy filosófica, dos botellas de vino y quizá cuatro horas, porque se trata de la búsqueda del ser. Pero por el momento es curiosamente la ciencia la que nos permite explicar que efectivamente tenemos control sobre nuestra mente y nuestro cerebro, es decir, que no somos un efecto de nuestros procesos biológicos sino una causa.
Básicamente, más allá de mis estudios sobre las remisiones espontáneas de enfermedades, lo que intento transmitirle es que nuestros pensamientos provocan reacciones químicas que nos llevan a la adicción de comportamientos y sensaciones y que cuando aprendemos cómo se crean esos malos hábitos, no sólo podemos romperlos, sino también reprogramar y desarrollar nuestro cerebro para que aparezcan en nuestra vida comportamientos nuevos.
¿Y la predestinación genética?
La investigación científica de vanguardia está mostrando que la genética tiene la misma plasticidad que el cerebro. Los genes son como interruptores, y es el estado químico en que vivimos el que hace que algunos estén encendidos y otros apagados. Se ha realizado un estudio muy interesante en Japón con enfermos dependientes de la insulina tipo dos que mostraba cómo los enfermos sometidos a programas de comedia normalizaban su nivel de azúcar en sangre sin necesidad de insulina. Veinticuatro genes activados sólo por el hecho de reírse. Los genes son igual de plásticos que nuestro tejido neuronal.
¿Cada vez que pensamos fabricamos sustancias químicas?
Así es, y estas sustancias a su vez son señales que nos permiten sentir exactamente cómo estábamos pensando. Así que si tienes un pensamiento de infelicidad, al cabo de unos segundos te sientes infeliz. El problema es que en el momento en que empezamos a sentir de la manera en que pensamos, empezamos a pensar de la manera en que nos sentimos, y eso produce aún más química.
Un círculo vicioso.
Sí, y así se crea lo que llamamos el estado de ser. La repetición de estas señales hace que algunos genes estén activados y otros apagados. Memorizamos este estado como nuestra personalidad, así que la persona dice: “Soy una persona infeliz, negativa, o llena de culpa”, pero en realidad lo único que ha hecho es memorizar su continuidad química y definirse como tal. Nuestro organismo se acostumbra al nivel de sustancias químicas que circulan por nuestro torrente sanguíneo, rodean nuestras células o inundan nuestro cerebro. Cualquier perturbación en la composición química constante, regular y confortable de nuestro cuerpo dará como resultado un malestar.
Estamos enganchados a nuestra química interna.
Sí, haremos prácticamente todo lo que esté en nuestra mano, tanto consciente como inconscientemente y a partir de lo que sentimos, para restaurar nuestro equilibrio químico acostumbrado. Es cuando el cuerpo ya manda sobre la mente.
¿Propone cambiar la química cerebral con nuestro pensamiento?
Es una parte de mi trabajo, no se trata sólo de cambiar la química cerebral, también los circuitos cerebrales, el cableado. Si podemos forzar al cerebro a pensar con otros patrones o secuencias, estamos creando una nueva mente. El principio de la neurociencia es que si las células neuronales se activan conjuntamente, se entrelazan creando una conexión más permanente. Una persona ante una situación, por nueva que sea, recurre a esa conexión, es decir, repite el mismo pensamiento una y otra vez y da las mismas respuestas, su cerebro no cambia, vive con la misma mente cada día.
¿Cómo interrumpir el ciclo?
A través del proceso de conocimiento y de la experiencia podemos cambiar el cerebro. Es buena idea examinar constantemente qué podemos cambiar dentro de nosotros. Si cada mañana nos planteáramos cuál es la mejor idea que podemos tener de nosotros mismos, tendríamos otro tipo de
mundo.
¿Qué preguntas debemos hacernos para sentir de otra manera?
La mayoría de las personas cree que las emociones son reales. Las emociones y los sentimientos son el producto final, el resultado de nuestras experiencias. Si no hay experiencias nuevas o vividas de otra manera, vivimos siempre en la actualización de sentimientos pasados. Se trata del mismo proceso químico vez tras vez. Una pregunta que ayudaría a cambiarnos es: ¿qué sentimiento tengo cada día que me sirve de excusa para no cambiar? Si las personas empiezan a decirse: yo puedo eliminar la culpa, la vergüenza, las sensaciones de no merecer, de no valer…; si podemos eliminar esos estados emocionales destructivos, empezamos a liberarnos, porque son estos estados emocionales los que nos impulsan a comportarnos como animales con grandes almacenes de recuerdos.
¿Cuál es el mayor ideal de mí mismo? ¿Qué puedo cambiar de mí mismo para ser mejor persona? ¿A quién en la historia admiro y qué quiero emular?
Pero saber quién quieres ser no es suficiente para cambiar tu cableado.
No. El conocimiento es lo que precede a la experiencia. Aprender una información es personalizarla y aplicarla. Debemos modificar nuestro comportamiento para poder tener una nueva experiencia que a su vez crea nuevas emociones. El conocimiento es para la mente; la experiencia, para el cuerpo. Tenemos que enseñar al cuerpo lo que la mente ha entendido intelectualmente. Si seguimos repitiendo esa experiencia, se archiva en un sistema nuevo en el cerebro, y eso permite pasar del pensar al hacer, al ser.
El siguiente paso es cambiar hábitos de comportamiento, tiene que haber acción.
El hábito más grande que tenemos que romper es el de ser nosotros mismos, porque la neurociencia y la psicología dicen que la personalidad ya está formada antes de los 35 años, eso significa que tenemos los circuitos hechos para poder enfrentarnos a cualquier situación y, por lo tanto, vamos a pensar, a sentir y actuar de la misma manera el resto de nuestros días. Pero los últimos estudios muestran que sí es posible cambiar la personalidad en todas las etapas de la vida, para eso hay que convertir el hábito inconsciente en algo consciente, llegar a tener conciencia de esos pensamientos y sentimientos inconscientes.
¿Eso son 20 años de psicoanálisis?
Aunque llegues a entender intelectualmente que tu padre era muy dominante, eso no cambia tu condición. El primer paso siempre es aprender. Mientras vamos aprendiendo nueva información y empezamos a pensarla, la contrastamos con nuestras creencias y la analizamos, estamos cambiando nuestro cableado, construyendo una nueva mente. Una vez que esa nueva mente está establecida, tenemos que empezar a pensar cómo mostrarla, y ahí entra el cuerpo. Cualquier proceso de cambio requiere el desaprender y el reaprender.
http://www.claudiomdominguez.com
Si oyes lo que expresas...
Si oyeras el significado real de todo cuanto dices, podrías ver muchas veces, que cuando hablas con otros te olvidas con mucha facilidad de Quien Eres y de Quien Es el otro/os. Si quieres Ser, tienes que llevar tu oralidad a todos los lugares donde hables, ser consciente de todo lo que dices. No es compatible el conocer la teoría de Quien Eres, con lo que por otra vertiente expresas por medio de las palabras. Nos han dicho a menudo que muchas veces no se puede seguir consciente de uno, debido a la propia inercia que tiene la conversación del otro. Recuerda entonces que en esos casos te estás dejando llevar por la ilusión de creer que no puedes observarte en todo momento. Y todo esto te lleva a lugares que nada tengan que ver contigo el verdadero/a. O bien, permites por decisión tuya, que el interlocutor te ¨arrastre¨ en la conversación. Pero si somos conscientes, sabremos que en realidad el interlocutor no puede arrastrarte.
Podemos recordar para esto, que ya dejamos bien claro que nadie le puede dar nada a nadie. En multitud de ocasiones, cuando uno se da cuenta del ¨fallo¨, es cuando ya sucedió la conversación. Aun habiendo sucedido así, se puede perder la conciencia de nuevo diciendo que el otro me quitó esto o aquello cuando siempre eres tú el que elige y nadie puede hacerlo por ti. Recordemos también que incluso para dar un paso el cuerpo físico, tienes que elegirlo tú ya que nadie lo podrá dar por ti. Así que todo son elecciones. También, si oyes lo que expresas, llegarás a saber que muchos conceptos de los que aún lanzas están fuera de lugar porque no corresponden ya con esa zona desde la que quieres vivir. La palabra tiene mayor fuerza que los pensamientos porque es el pensamiento en acción.
Y se le ha dado tanta importancia a los pensamientos, que en un sentido aclaratorio, se te ha olvidado la importancia de la palabra y vuelves a jugar contigo a los olvidos. No decimos que no tenga importancia el pensamiento, pero tal vez ya dominas o ya te ha calado lo suficiente este conocimiento para no olvidarlo. Ahora tal vez te toque tener en cuenta todo cuanto dices, y no importa tanto que te equivoques como el no ver tus errores al hablar. La palabra consciente es limpia, clara, manifiesta aquello que Eres en todo momento, y esta limpieza de expresión te permite ver con facilidad las ilusiones que el interlocutor te puede presentar. Pero si tus expresiones orales se encuentran mezcladas con las palabras no limpias que oyes fuera de ti, esto, esto mismo, es como una niebla que no te deja ver el momento real de ese preciso ahora y por consiguiente otra vez te verás en el juego del olvido.
No es difícil para nada practicar desde la calma estas cosas, no es difícil dejar de caminar en automático porque ya sabes cómo estar consciente por tus otras prácticas. Puedes tener en cuenta esto: si alguien se dirige a ti con rigor ilusorio en sus palabras y tú en un comienzo no haces más que observar lo que ocurre, te va a llegar enseguida la información de la perdición del interlocutor y muy posiblemente la forma más ecuánime de proceder ante algo así. Esto lo has podido ver ya en ocasiones, si practicas el estar consciente. Esto lo decimos con la intención tan solo de que sepas, que lo que estás viendo es nueva información que antes no te podía llegar porque te situabas en el lugar del otro y te perdías del tuyo. No lo decimos para que corrijas al otro sencillamente porque no es esa la intención en este contexto. En esta ocasión, sentimos que sería más práctico y por consiguiente más equilibrado, que tengas a mano las herramientas necesarias para seguir consciente.
Y esas herramientas hablan (sin olvido) de construir las cosas desde sus bases, desde los cimientos, para que las estructuras posteriores no se te derrumben. Todas estas nuevas herramientas y otras que irás viendo por ti mismo/a, están ahí esperándote sin esperar nada porque son ya una calma que la mente no puede imaginar, ya que el trabajo de la mente es otro, es el del manejo de las cosas cotidianas, y nunca el trabajar con tu verdadero interior que Es el que mira con ojos verdaderamente objetivos o puestos para la Esencia que Eres. Si has comprendido, podrás ver que con la práctica, tu conciencia se irá elevando gradualmente, que podrás manejar mejor algo que cada vez crece más dentro de ti y, por tanto, la felicidad que tanto quieres sube y sube si vas abandonando el viejo juego contigo mismo que te conducía a tener experiencias que ya no deseas.
Puede que empieces a ver que muchas veces hablabas por hablar, y, si la palabra es aún una dependencia, tienes la opción de hacer lo que hizo el personaje Javier, que se ubicó mucho más en su silencio interior. En este caso podrías ir a un lugar donde se hable mucho, donde todo el día estén hablándote y, te decimos que funciona hacia el cansancio de tu posible adicción a la palabra. Y tu motivación sube otro peldaño de escalera. Y estas personas especializadas en el parloteo, en realidad te darán una ayuda aunque tus pensamientos digan otra cosa. Tu vida estará siempre en consonancia a la forma que tengas de mirar. Amarás más el silencio: lo que en verdad eres. ¿Y cómo se conjuga amor y silencio si Eres Realmente ambas cosas? COMO UNO SOLO.
Para amar no necesitas pensar.
Para ser silencio no necesitas decir nada.
Para comprender que ERES AMOR, oye en profundidad todo lo que expresas.
Para que te puedas abrazar, permite tu abrazo.
Nosotros ya te abrazamos.
LA VERDAD por
Leticia R. Villaseñor & Javier G. Delgado
jueves, 3 de noviembre de 2016
Escuchando al cuerpo: comunicación a través del sistema parasimpático- David Topí..
Publicado por Ana Kovalevsky..
En el último artículo hablando de la importancia de escuchar al cuerpo decíamos:
La razón es que otras partes de la psique y de la estructura multidimensional del ser humano se comunican también a través del cuerpo cuando la mente consciente y racional está ofuscada y velada por tantos programas y filtros, por lo que se convierte en un canal y mensajero estupendo a la hora de tomar decisiones o analizar cualquier cosa que nos digan.
Ya hablaremos más adelante de cómo funciona esto, ya que tiene que ver con los dos sistemas nerviosos que posee el ser humano: el cerebro-espinal-simpático y el sistema nervioso autónomo-parasimpático, y las conexiones de este último con la parte psíquica y sutil de todos nosotros.
¿Cómo hacen otras partes del ser humano para poder comunicarse a través del cuerpo? Principalmente mediante este segundo sistema nervioso, el sistema parasimpático, cuyo “director” es el hipotálamo.
Mientras que el cuerpo físico está regido principalmente por el sistema nervioso cerebro-espinal, y con el cerebro como su director, con sus cinco sentidos de entrada de datos, a nivel psico-energético el cuerpo dispone del otro sistema nervioso, el autónomo-parasimpático, con el hipotálamo como coordinador y con los diferentes centros de control psíquicos que hacen posible la comunicación entre los diferentes niveles de nuestra estructura multidimensional.
Como “coordinador”, el hipotálamo es una de las estructuras cerebrales con un papel más importante en la regulación de los estados de ánimo, de la temperatura corporal, del sueño, de los impulsos sexuales y del hambre y la sed. Se encarga de poner en marcha y coordinar entre sí buena parte de los procesos que nos permiten sobrevivir y adaptarnos a situaciones cambiantes. Además de actuar como puente entre el cerebro y el sistema endocrino, coordina todo lo que que se realiza a través del sistema nervioso autónomo, es decir, el que le envía órdenes a partes del cuerpo para que estas se adapten a cada situación y funcionen de forma correcta y automática.
Falta de conexión para el traspaso de datos
Es a través de este segundo sistema nervioso que podemos interpretar y percibir el entorno energético que nos rodea, y del cual nuestros chakras están constantemente captando impresiones. El hecho de que la mayoría de personas no sean capaces de percibir conscientemente todo aquello que cae fuera del rango frecuencial de los sentidos físicos no es porque no estemos recibiendo esa información, sino porque no estamos siendo capaces de interpretarla y procesarla.
Es decir, cuando estás con alguien, tus glándulas pineal y pituitaria (hipófisis), a través de sus chakras correspondientes, están constantemente recibiendo las impresiones energéticas que emanan del aura de la persona que tienes enfrente, sin embargo, en la mayoría de ocasiones somos incapaces de verla, y esto es debido a que, primero, los chakras asociados y sus glándulas no se encuentran funcionando en su estado más óptimo posible, pero segundo, el problema es que esas impresiones no llegan nunca hasta el hipotálamo que es el encargado de hacer la interpretación de esos estímulos e impresiones, como el cerebro se encarga de hacer lo mismo con los haces de luz que llegan a través de los ojos.
Es un problema, entre otras cosas, de los defectos de transmisión de datos desde los chakras y receptores extrasensoriales hacia el hipotálamo para su decodificación, que malfunciona en la mayoría de seres humanos.
Aun así, nuestro cuerpo reacciona siempre dándonos información sobre las energías del entorno, porque los niveles de la psique del ser humano y los niveles de consciencia superiores que pueden entender y decodificar esas vibraciones se comunican a través de este otro sistema nervioso.
¿Porqué siento un pequeño pinchazo si algo no es correcto o no me conviene?
¿Porqué siento esto o lo otro si la persona que tengo delante es así o asa? Básicamente porque lo que otras partes de ti están captando, pero que tu mente racional no llega a ver, está siendo transmitido por los diferentes canales desde los aspectos más sutiles de ti hacia tu sistema nervioso parasimpático, que es el encargado de hacer saltar las reacciones corporales que uno tiene que aprender a interpretar escuchándose constantemente, para entender que nos estamos diciendo o de que nos estamos avisando a nosotros mismos.
Aprendiendo a usar el estado alfa
En estos primeros compases del aprendizaje de la auto escucha, posiblemente la primera cosa que uno debe hacer, si desea aprovechar las oportunidades de usar su propio cuerpo para comunicarse con esos otros niveles más profundos, es entrar en un estado más relajado, conocido como estado alfa, que equivale a una actividad cerebral más pausada que el nivel beta de funcionamiento en el que solemos estar todos constantemente.
En diferentes disciplinas de meditación, para entrar temporariamente en un estado pasivo y que así las ideas intuitivas puedan fluir más libremente en la consciencia, se sugiere que uno aplique los primeros tres dedos de la mano derecha a su sien izquierda, presionando suavemente contra ella.
Al mismo tiempo, se explica que se debe inhalar profundamente y exhalar lentamente varias veces para estimular que el lado izquierdo del cerebro transfiera el control al hemisferio derecho, en el que está localizado el centro de la facultad intuitiva. Esto también acelera la consecución del estado alfa induciendo la relajación necesaria y, con los ojos cerrados, se fortalece la entrada en este nivel más fácilmente.
Cuando uno se encuentra conscientemente en este estado, se ve más libre de cualquier perturbación mental o física, y está entonces listo para la recepción de impresiones, comunicaciones, para preguntar al cuerpo, para escucharlo, para usarlo como herramienta de discernimiento, etc..
Así conseguimos tener varias fuentes de entrada de datos que se complementan perfectamente para poder ayudarnos a tomar decisiones o discernir ante cualquier evento o información que se nos plante delante: lo que razonamos y pensamos al respecto basado en la parte lógica y racional, lo que sentimos basado en las emociones que nos provoca algo, lo que intuimos según nuestro Yo Superior nos da una u otra sensación, lo que el cuerpo nos dice según las reacciones que otros niveles nos transmiten a través del mismo, etc.
Esto, mezclado con las herramientas y técnicas que tenga cada uno, nos proporciona un buen número de formas de seguir aprendiendo y gestionando el mundo y la realidad en la que vivimos, minimizando la manipulación presente y existente en el mismo, de la que, si bien no estaremos posiblemente nunca al 100% libres, si que reduciremos en un alto grado y será mucho más difícil que nos cuelen algo que está destinado simplemente a mantenernos manipulados, ofuscados, confusos, con miedos, etc..
un abrazo,
David
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