lunes, 31 de julio de 2017

NO TE DISCULPES POR SER QUIEN ERES.






por Rikodu Sennin..

Hay veces que las personas que te rodean por ser quien eres, armadas de la mejor de las intenciones, te crean un sentido de culpa tan grande como un elefante. Estas personas, que no tienen una formación psicológica y que a veces también carecen de empatía, creen que lo hacen por “tu propio bien”. Sin embargo, sus críticas no se dirigen a tus comportamientos sino a tu forma de ser. No critican tus actitudes o lo que haces sino quien eres. Y eso termina haciendo mella en tu autoestima, hasta que finalmente te disculpas por ser quien eres. Piensas que hay algo malo o equivocado en ti.

Scusate se esisto!

“Scusate se esisto!” (¡Disculpas por existir!) es una película italiana del 2014 dirigida por Ricardo Milani que tiene como protagonistas a Paola Cortellesi y Raul Bova. A grandes rasgos, cuenta la historia de una joven arquitecta italiana que tiene una carrera brillante en Londres pero que decide regresar a su país natal. En una ciudad y una profesión donde los hombres tienen el mando, se hace pasar por un arquitecto para poder diseñar un proyecto que la entusiasma.

Lo curioso es que la película tiene un matiz autobiográfico, se basa en las experiencias de una de las arquitectas italianas hoy más famosas: Guendalina Salimei, quien tuvo que nadar contracorriente en un mundo dominado mayoritariamente por hombres. La propia actriz, Cortellesi, afirmó: “Soy actriz y a veces voy a reuniones donde soy la única mujer, a veces tengo la sensación de ser transparente. Si deben aprobar alguna de mis ideas, el interlocutor siempre mira a algún hombre en la búsqueda de aprobación. Me he sentido muy identificada con este personaje”.

Y es que el personaje, pasa gran parte de la película asumiendo una actitud de “disculpas por existir”. Las actitudes y comentarios de quienes le rodean le hacen pensar que no es lo suficientemente buena, que hay algo erróneo en ella, que no debería estar ahí y que no debería pensar como lo hace.

Sin duda, es una sensación que quizás puedes haber experimentado en algún momento, sintiéndote raro o inadecuado. Quizá esas críticas incluso te hayan llevado a disculparte, sin saber muy bien por qué, como un acto reflejo.

Obviamente, no es una sensación agradable.

Nadie puede entender tu viaje si no ha recorrido tu camino

A pesar del cariño o la empatía, lo cierto es que nadie puede entender nuestro camino si no ha usado nuestros zapatos. Las personas que nos rodean pueden conocer nuestra historia pero no han experimentado nuestras emociones en su piel. Por eso, lo que piensan sobre nosotros es su realidad, no la nuestra.

Nuestra personalidad, nuestra forma de ser, se ha ido moldeando a lo largo de los años, a golpe de alegrías y sinsabores. Somos lo que somos porque hemos sido. Por eso, una persona puede criticar nuestras conductas y actitudes e incluso sugerirnos otra manera de hacer las cosas, pero no debemos dejar que juzgue nuestra personalidad, que ponga en tela de juicio nuestra esencia.

Las críticas a la persona no son constructivas, son pequeñas grietas que se van sumando a tu autoestima y, si no la tienes bien apuntalada, corres el riesgo de que esta se tambalee y caiga. Por eso, si quieres blindar tu autoestima, es importante que aprendas a discernir entre las críticas a los comportamientos y las críticas a la persona.

“Me enojé cuando alzaste la voz” o “No me gustó que llegarás tan tarde a la cita” son críticas a los comportamientos. Críticas que deben ser escuchadas y tenidas en cuenta si queremos crecer como personas y mejorar nuestras relaciones sociales.

“Eres irracional, no se puede discutir contigo” o “Siempre llegas tarde, eres un irresponsable” son críticas dirigidas a la persona, que implican una generalización errónea en la base y que denotan una ira profunda o una pérdida de la perspectiva por parte de la persona que las formula. Este tipo de críticas se deben tomar con pinzas.

La autenticidad es la vía

Si terminas haciéndole caso a los demás, terminarás viviendo la vida que ellos quieren, no la tuya. Si te sientes confundido o inseguro y le das crédito a las críticas destructivas o malintencionadas, terminarás perdiendo tu identidad y un día, cuando mires dentro de ti, ya no te reconocerás. Habrás perdido la pasión y tus sueños.

Por eso, aunque es cierto que todos tenemos diferentes áreas en las que podemos mejorar y crecer, áreas en las que podemos aprender de los demás para madurar como personas, no debes permitir que los demás te hagan sentir tan mal como para disculparte por ser quién eres. La autenticidad siempre es el camino.

Recuerda la enseñanza de Fritz Perls:

“Yo soy Yo
Tú eres Tú
Yo no estoy en este mundo para cumplir tus expectativas
Tú no estás en este mundo para cumplir las mías.
Si en algún momento nos encontramos
Será maravilloso
Si no, no puede remediarse.
Falto de amor a mí mismo
Cuando al intentar complacerte me traiciono.
Falto de amor a ti
Cuando intento que seas como yo quiero
En vez de aceptarte como realmente eres”.

De hecho, lo mejor de todo es que cuando ganas en autoestima y autenticidad, no ganas solo tú sino también quienes te rodean. Crece, madura, aprende… pero no te disculpes por ser quien eres.

NACÍ ENTERA, NO NECESITO MEDIA NARANJA



por angelescastell

No soy una fruta, soy una persona, tengo todo lo necesario para sentirme completa y para vivir una vida plena sin necesidad de que otras personas me completen.

Mi felicidad depende de mí, no de otra media naranja.

No me creo los cuentos de hadas, ni creo en los príncipes azules, ni en las princesas, ni en los ideales románticos.

Creo en mi y en mis posibilidades de hacerme feliz.

La falsa creencia de la media naranja

Idealizar a una persona con pensamientos como “estamos hechos el uno para el otro” hace mucho daño a las parejas al transcurrir el tiempo, porque en cuanto surgen dificultades se ve que la afirmación de estar hechos el uno para el otro, no es tan real y se genera insatisfacción y frustración.

Las parejas no son perfectas e inevitablemente surgirán problemas con el tiempo.

A veces, los problemas tienen su origen en diferencias de edad, de educación, de cultura e incluso de religión, pero hay que aceptar a la otra persona tal y como es, de forma que las diferencias no sean para discutir sino para enriquecerse.

El gran error que se oculta tras el mito de la media naranja es el de considerar que somos seres incompletos y que solo podemos lograr la plenitud al encontrar el verdadero amor, que será lo que nos permita ser felices.

Pero hacer depender toda nuestra felicidad de una relación de pareja, es una gran equivocación y nos impedirá, justamente, ser felices.

Las personas que son felices, lo son con independencia de si tienen pareja o no.

Todos somos personas completas, no nos falta un trozo, ni una mitad para poder alcanzar lo que nos propongamos.

Somos naranjas enteras, no una media naranja esperando encontrar a su otra mitad.

De hecho el éxito de una relación está en que las dos personas sean completas, independientes y felices.

Desde luego es mucho mejor el amor entre dos naranjas, dos manzanas, dos fresas que entre dos mitades.

Se trata de compartir la vida, lo bueno y lo malo, y de disfrutar de la otra persona tal y como es.

No eres una mitad de una naranja, quiérete a ti mismo

Querernos a nosotros mismos es una asignatura pendiente para muchas personas. Pero se trata de algo fundamental para construir nuestra felicidad y sobre todo para relacionarnos con los demás.

A continuación te damos algunos trucos para quererte más:

Valora tus cualidades

En multitud de ocasiones nos torturamos viendo lo que hacemos mal y sintiéndonos culpables por ello, pero es necesario dejar de lado lo malo y apreciar la gran cantidad de buenas cualidades que tenemos.

Piensa en lo que haces bien y anótalo para verlo cada día y recordarte a ti mismo lo maravilloso que eres.

Ama quién eres y qué eres y lo que haces. Louise L. Hay

No busques la aprobación de los demás

A lo largo de nuestra vida muchas personas intentan influir en lo que hacemos y en las decisiones que tomamos.

Pero es necesario dejar de intentar agradar a todo el mundo, porque es imposible.

A veces debemos poner un límite a los demás para que no influyan en nuestros sentimientos.

Sentirse bien no requiere la aprobación de otras personas, ya sean amigos, familiares o pareja.

No te compares

Somos seres únicos, diferentes unos de otros, la comparación te generará infelicidad.

Eres único, posees debilidades, defectos, cualidades y fortalezas que nadie posee.

Tu cultura, tu educación, tus experiencias forman una combinación única que te hace completamente diferente a los demás.

Aprende a decir lo que piensas

Nos callamos nuestras opiniones por el miedo al “qué dirán” o a las reacciones de los demás, pero tu opinión es valiosa y debe ser expresada.

Además, si te la guardas ¿cómo te conocerán los demás?

Solo es necesario ser respetuoso y hablar con asertividad, de forma que los demás nos escuchen sin ofenderse.

A veces tus ideas serán distintas, pero eso no supone que no deban ser expresadas.

“Nos hicieron creer que cada uno de nosotros es la mitad de una naranja, y que la vida sólo tiene sentido cuando encontramos la otra mitad.

No nos contaron que ya nacemos enteros, que nadie en nuestra vida merece cargar en las espaldas con la responsabilidad de completar lo que nos falta.”

-Jhon Lennon-

sábado, 29 de julio de 2017

El silencio es indispensable para regenerar el cerebro.. por loheriva..




El silencio ha sido fuente de muchas reflexiones a lo largo de todas las épocas. Al mismo tiempo hemos saturado los sitios en los que vivimos con tantos ruidos que cada vez es más complicado encontrarlo. Esto hace que cada vez sean más las personas que al no escuchar ruidos experimentan un abismo dentro de ellas mismas.

Tenemos un oído que actualmente está hiperestimulado. Lo más grave es que casi todos esos estímulos auditivos que recibimos del exterior son más o menos alarmantes. Rugidos de coches, bullicio, músicas estridentes, pitos, timbres… en fin… nada que inspire tranquilidad.

“La arena del desierto es para el viajero fatigado lo mismo que la conversación incesante para el amante del silencio” (Proverbio persa)

Más allá de que esto incida en nuestro estado emocional, la ciencia también ha comprobado que afecta el cerebro. Según un estudio llevado a cabo en Alemania por el Research Center for Regenerative Therapies Dresden hay procesos cerebrales que solo se pueden llevar a cabo en silencio.
Hasta hace poco se pensaba que las neuronas eran incapaces de regenerarse. Sin embargo, con el desarrollo de la neurogénesis se ha comprobado que esto es un error. Todavía no está muy claro qué es exactamente lo que promueve la regeneración neuronal y cerebral. Pero ya hay pistas valiosas al respecto y una de ellas es el silencio.

Experimentando con el silencio
Los investigadores alemanes hicieron en principio un experimento con un grupo de ratones. El estudio consistía en dejarlos en completo silencio durante dos horas al día. Al mismo tiempo se haría una observación de sus cerebros para ver si esto originaba algún cambio.

El resultado fue contundente. Tras un tiempo de estar sometidos a esta rutina, pudo observarse que en todos los ratones estudiados se había producido un crecimiento del número de células dentro del hipocampo. Esta es la región del cerebro que regula las emociones, la memoria y el aprendizaje.

Los expertos también constataron que las nuevas células nerviosas se integraban progresivamente al sistema nervioso central y que luego se especializaban en diferentes funciones. En conclusión, el silencio había producido un cambio muy positivo en el cerebro de los animales.

El silencio ayuda a estructurar la información
El cerebro nunca descansa, incluso cuando en un estado de calma estamos completamente quietos o dormimos. Este maravilloso órgano sigue funcionando, pero de una manera diferente. Cuando el cuerpo descansa comienzan a desarrollarse otros procesos que complementan los que se realizan cuando estamos activos.

Lo que sucede básicamente es que se produce una especie de depuración. El cerebro evalúa la información y las experiencias a las que hemos estado expuestos a lo largo del día. Luego organiza e integra la información relevante y desecha lo que no es importante.

Este proceso es completamente inconsciente, pero produce efectos conscientes. Por eso sucede que a veces encontramos respuestas durante el sueño. O logramos ver las cosas desde un nuevo punto de vista, después de haber descansado algunas horas.

Lo interesante de todo esto es que un proceso similar también se produce cuando estamos en silencio. La ausencia de estímulos auditivos tiene casi el mismo efecto que el descanso. El silencio, por lo general, lleva a que pensemos en nosotros mismos y esto depura las emociones y reafirma la identidad.

Los importantes efectos sobre el estrés
El silencio no solamente nos vuelve más inteligentes, creativos y seguros, sino que también tiene efectos muy positivos sobre los estados de angustia. Los seres humanos somos supremamente sensibles al ruido. Tanto, que muchas veces despertamos sobresaltados por un objeto que cayó o por un sonido extraño.

Una investigación que se realizó en la Universidad de Cornell encontró que los niños que viven cerca de los aeropuertos mantienen un elevado nivel de estrés. Y no solo esto.

También tienen una presión arterial más alta y presentan altos índices de cortisol, la hormona del estrés.
Por fortuna, también ocurre lo contrario. Y esto lo evidenció un estudio de la Universidad de Pavia, en el que se verificó que tan solo dos minutos de silencio absoluto son más enriquecedores que escuchar música relajante. De hecho, se evidenció que la presión sanguínea disminuía y que las personas lograban sentirse más despiertas y tranquilas después de este pequeño baño de silencio.

Como se observa, el silencio produce grandes beneficios tanto intelectuales como emocionales. Podríamos afirmar que mantenerte en silencio, al menos por pequeños lapsos al día, es un factor determinante en la salud cerebral. Y con ello, un elemento decisivo para mejorar nuestro estado emocional, salud y calidad de vida.


Fuente: Edith Sánchez (Escritora y periodista colombiana) lamenteesmaravillosa.com

martes, 25 de julio de 2017

CÓMO EXPRESAR NUESTRAS RECLAMACIONES




En mi opinión, todos tenemos derecho a reclamar aquello que en justicia nos corresponde, y no veo correcto renunciar a ello y conformarnos rindiéndonos, resignados a soportar lo que no nos parece justo, sólo por el hecho de no enfrentarnos a quien nos ha causado un perjuicio.

Es conveniente reclamar, pero también es conveniente comprobar el modo en que se hace, que ha de ser asertivo, y no ha de ser de una manera disparatada o desorganizada, y menos aún haciéndolo en un momento de ofuscación o rabia y con un tono o actitud que no nos va a aportar una solución sino, tal vez, más conflictos.

Es evidente que si tienes un asunto al que le das vueltas y vueltas, y mientras más vueltas le das más te enoja, es un asunto que tienes que resolver. Por tu propio bien y por tu estabilidad emocional.

Para que sea útil y efectivo, al hacerlo conviene seguir estos cuatro pasos de un modo ordenado: emoción, hecho, relato y próximos pasos.

Ejemplo: Tienes problemas en la relación con un hijo –o hermano, cónyuge, madre…- por el modo como se comporta. Más o menos, poniendo tus propias palabras, así sería el guión para la reclamación.

“Me siento incómodo (emoción). Te he pedido ayuda en varias ocasiones y no me haces caso (hecho). No escuchas mis peticiones, aunque sabes que son justas y que tu obligación es ayudarme (relato). Lo que quiero es que a partir de ahora modifiques tu actitud y te hagas cargo de tus responsabilidades y me ayudes cuando te lo solicite (próximos pasos)”.

Hay que comunicar las cosas con claridad, y si se hacen en justicia, y del modo adecuado, se ha de recibir lo que se solicite.

La asertividad es muy aconsejable en estos casos. 


De la wikipedia: “La asertividad es un modelo de relación interpersonal que consiste en conocer los propios derechos y defenderlos, respetando a los demás; tiene como premisa fundamental que toda persona posee derechos básicos o derechos asertivos. Como estrategia y estilo de comunicación, la asertividad se sitúa en un punto intermedio entre otras dos conductas polares: la pasividad, que consiste en permitir que terceros decidan por nosotros, o pasen por alto nuestras ideas; y por otro lado tenemos la agresividad, que se presenta cuando no somos capaces de ser objetivos y respetar las ideas de los demás. 
El concepto de asertividad suele definirse como un comportamiento comunicacional en el cual la persona no agrede ni se somete a la voluntad de otras personas, sino que manifiesta sus convicciones y defiende sus derechos. Es también una forma de expresión consciente, congruente, directa y equilibrada, cuya finalidad es comunicar nuestras ideas y sentimientos o defender nuestros legítimos derechos sin la intención de herir o perjudicar, actuando desde un estado interior de autoconfianza, en lugar de la emocionalidad limitante típica de la ansiedad, la culpa o la rabia. Contar con un criterio propio dentro de la sociedad es indispensable para comunicarnos de una mejor manera”.


Partiendo del convencimiento del derecho a ser asertivos –aunque se pueden necesitar varios intentos hasta manejarlo bien-, teniendo claro lo que se quiere solicitar, y haciéndolo del modo adecuado, es muy posible que se obtengan los resultados deseados.

Te invito a que lo pruebes.

Te dejo con tus reflexiones…