martes, 15 de noviembre de 2016

Si oyes lo que expresas...







Si oyeras el significado real de todo cuanto dices, podrías ver muchas veces, que cuando hablas con otros te olvidas con mucha facilidad de Quien Eres y de Quien Es el otro/os. Si quieres Ser, tienes que llevar tu oralidad a todos los lugares donde hables, ser consciente de todo lo que dices. No es compatible el conocer la teoría de Quien Eres, con lo que por otra vertiente expresas por medio de las palabras. Nos han dicho a menudo que muchas veces no se puede seguir consciente de uno, debido a la propia inercia que tiene la conversación del otro. Recuerda entonces que en esos casos te estás dejando llevar por la ilusión de creer que no puedes observarte en todo momento. Y todo esto te lleva a lugares que nada tengan que ver contigo el verdadero/a. O bien, permites por decisión tuya, que el interlocutor te ¨arrastre¨ en la conversación. Pero si somos conscientes, sabremos que en realidad el interlocutor no puede arrastrarte. 

Podemos recordar para esto, que ya dejamos bien claro que nadie le puede dar nada a nadie. En multitud de ocasiones, cuando uno se da cuenta del ¨fallo¨, es cuando ya sucedió la conversación. Aun habiendo sucedido así, se puede perder la conciencia de nuevo diciendo que el otro me quitó esto o aquello cuando siempre eres tú el que elige y nadie puede hacerlo por ti. Recordemos también que incluso para dar un paso el cuerpo físico, tienes que elegirlo tú ya que nadie lo podrá dar por ti. Así que todo son elecciones. También, si oyes lo que expresas, llegarás a saber que muchos conceptos de los que aún lanzas están fuera de lugar porque no corresponden ya con esa zona desde la que quieres vivir. La palabra tiene mayor fuerza que los pensamientos porque es el pensamiento en acción. 

Y se le ha dado tanta importancia a los pensamientos, que en un sentido aclaratorio, se te ha olvidado la importancia de la palabra y vuelves a jugar contigo a los olvidos. No decimos que no tenga importancia el pensamiento, pero tal vez ya dominas o ya te ha calado lo suficiente este conocimiento para no olvidarlo. Ahora tal vez te toque tener en cuenta todo cuanto dices, y no importa tanto que te equivoques como el no ver tus errores al hablar. La palabra consciente es limpia, clara, manifiesta aquello que Eres en todo momento, y esta limpieza de expresión te permite ver con facilidad las ilusiones que el interlocutor te puede presentar. Pero si tus expresiones orales se encuentran mezcladas con las palabras no limpias que oyes fuera de ti, esto, esto mismo, es como una niebla que no te deja ver el momento real de ese preciso ahora y por consiguiente otra vez te verás en el juego del olvido.

No es difícil para nada practicar desde la calma estas cosas, no es difícil dejar de caminar en automático porque ya sabes cómo estar consciente por tus otras prácticas. Puedes tener en cuenta esto: si alguien se dirige a ti con rigor ilusorio en sus palabras y tú en un comienzo no haces más que observar lo que ocurre, te va a llegar enseguida la información de la perdición del interlocutor y muy posiblemente la forma más ecuánime de proceder ante algo así. Esto lo has podido ver ya en ocasiones, si practicas el estar consciente. Esto lo decimos con la intención tan solo de que sepas, que lo que estás viendo es nueva información que antes no te podía llegar porque te situabas en el lugar del otro y te perdías del tuyo. No lo decimos para que corrijas al otro sencillamente porque no es esa la intención en este contexto. En esta ocasión, sentimos que sería más práctico y por consiguiente más equilibrado, que tengas a mano las herramientas necesarias para seguir consciente. 

Y esas herramientas hablan (sin olvido) de construir las cosas desde sus bases, desde los cimientos, para que las estructuras posteriores no se te derrumben. Todas estas nuevas herramientas y otras que irás viendo por ti mismo/a, están ahí esperándote sin esperar nada porque son ya una calma que la mente no puede imaginar, ya que el trabajo de la mente es otro, es el del manejo de las cosas cotidianas, y nunca el trabajar con tu verdadero interior que Es el que mira con ojos verdaderamente objetivos o puestos para la Esencia que Eres. Si has comprendido, podrás ver que con la práctica, tu conciencia se irá elevando gradualmente, que podrás manejar mejor algo que cada vez crece más dentro de ti y, por tanto, la felicidad que tanto quieres sube y sube si vas abandonando el viejo juego contigo mismo que te conducía a tener experiencias que ya no deseas.

Puede que empieces a ver que muchas veces hablabas por hablar, y, si la palabra es aún una dependencia, tienes la opción de hacer lo que hizo el personaje Javier, que se ubicó mucho más en su silencio interior. En este caso podrías ir a un lugar donde se hable mucho, donde todo el día estén hablándote y, te decimos que funciona hacia el cansancio de tu posible adicción a la palabra. Y tu motivación sube otro peldaño de escalera. Y estas personas especializadas en el parloteo, en realidad te darán una ayuda aunque tus pensamientos digan otra cosa. Tu vida estará siempre en consonancia a la forma que tengas de mirar. Amarás más el silencio: lo que en verdad eres. ¿Y cómo se conjuga amor y silencio si Eres Realmente ambas cosas? COMO UNO SOLO.

Para amar no necesitas pensar.
Para ser silencio no necesitas decir nada.
Para comprender que ERES AMOR, oye en profundidad todo lo que expresas.
Para que te puedas abrazar, permite tu abrazo.
Nosotros ya te abrazamos.



LA VERDAD por 
Leticia R. Villaseñor & Javier G. Delgado

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