viernes, 2 de septiembre de 2016

Escribe tus metas y aclara tus pensamientos






Las matemáticas son una ciencia exacta, porque los números no mienten. Las cifras te permiten comparar unas cosas con otras para sacar conclusiones razonablemente exactas.

Tanto a nivel de países como de empresas, la forma de saber con certeza si se está progresando (y cuanto) es a través de los números. Por eso tenemos indicadores nacionales como el PIB, la inflación, la paridad cambiaria, el índice de desempleo, la cotización del precio internacional del petróleo…

Tú también deberías de usar el poder de los números para tu beneficio. El primer paso para mejorar algo, es analizarlo. Por eso, debes de sentarte a expresar tus metas por escrito, y luego idear la forma de analizar dichas de forma numérica.

A nivel empresarial corporativo, el término “Planeación Estratégica” se usa para definir una serie de herramientas administrativas que permiten a la empresa asignar eficientemente sus recursos (capital, mano de obra) con el objetivo de maximizar sus utilidades.

A nivel personal, tú puedes hacer algo similar. Puedes usar la planeación para definir tus metas y luego establecer valores de control que te servirán para saber si estas avanzando (y qué tanto avanzas) hacia el logro de las mismas.

Lo más importante que puedes hacer justo en este momento, es pensar en algo que deseas tener o lograr, y PONERLO POR ESCRITO.

El “simple” hecho de escribir tu meta, ayuda a clarificar tus pensamientos al respecto. En lugar de que la idea flote en tu mente sin control, que vaya y venga, si escribes tu meta ayuda a articularla mejor, mas a detalle y con coherencia.

Una meta puesta por escrito ayuda a activar tu Sistema Activador Reticular (SAR). El SAR es una especie de “filtro” que le sirve a tu cerebro para tener bajo control todo el “ruido” de tu medio ambiente.

A través de tus sentidos, tu cuerpo capta muchísima información, tanta, que si tu cerebro prestara las misma atención a todos esos estímulos por igual, al poco tiempo tu sistema nervioso sufriría un colapso y un desplome.

Para evitar eso, la naturaleza ha diseñado el SAR. Los eventos que tu cerebro juzga no tan importantes van quedando por debajo de tu línea de consciencia y son ignorados.

Pues bien, cuando escribes tu meta, tu cerebro recibe la instrucción de prestar atención a los eventos e información que te ayuden a lograrla. Cosas que antes “ni en cuenta” ahora empiezan a serte obvias, quizás alguna frase en un noticiero te despierta una idea que, al ponerla en práctica, te acerca más al logro de la meta que escribiste.

La meta por escrito permite que el SAR deje pasar los estímulos visuales, auditivos y sensoriales a tu cerebro consciente, y tu cerebro, a su vez, los empieza a procesar para encontrar la forma de irte acercando a lo que has escrito.

Cuando escribas tu meta, es realmente importante que incluyas números en la misma. No escribas simplemente “voy a ser rico”. No.

Primero define que significa para ti ser rico: quizás, tener una residencia de 10 millones de pesos, autos por 3 millones, cuentas bancarias por 5 millones, e ingresos mensuales por 300 mil pesos.

Ponlo por escrito, y empieza a imaginar qué tipo de negocio necesitas tener para llegar a esas cifras, y que volumen de ventas es necesario. También un tiempo en meses o años para lograr dichos niveles.

Como decíamos arriba, al usar números tenemos la posibilidad de medir resultados de forma específica. Ahora, elige un día a la semana para hacer tu evaluación. Si en tu meta escribiste ahorrar 20 mil pesos para iniciar tu negocio, ¿Cuánto ahorraste en la semana? ¿Qué porcentaje te falta por ahorrar?

Por lo general, todo lo que se mide tiende a mejorar. Haz la prueba y lo comprobarás. Puede pasar un año completo y tener siempre tu cuenta de banco en ceros, pero si el día de hoy tomas un cuaderno y escribes: “Meta: tener veinte mil pesos en mi cuenta de banco” y vas escribiendo el saldo en la misma hoja semana a semana, verás que lo que te digo es cierto: lo que se mide, mejora.

O como dice el dicho: “aquello en lo que pones tu atención es lo que florece”.

Haz la prueba. Toma hoy mismo el control de tu desarrollo personal. No se lo dejes al gobierno, o al clima, o a la inseguridad, a los demás. Tú eres el único responsable de tu destino.

Y por cierto, si tú ya tienes un negocio, te felicito, porque esa es la ruta más rápida hacia la independencia económica, y para acelerar tu éxito (más ventas y más dinero en tus cuentas de banco), te recomiendo que leas el siguiente libro: Haz clic aquí para leer más…

Miranda Gomez

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