El psicoanalista italiano Massimo Recalcati, es milanés; ejerce su profesión en dicha ciudad, además de ser docente de la Universidad de Pavía. Se formó en Psicoanálisis Lacaniano en París, contando además con una sólida formación en Filosofía y Sociología. No es un lacaniano ortodoxo, sino que está abierto a otros muchos autores: Desde Freud, Ferenczi, Heléne Deutch, Mélanie Klein, Bion, y Otto Kernrberg, entre otros. Es presidente de la Escuela Lacaniana en Italia y fundador de “Jonás”( Centro de Investigación psicoanalítica de los nuevos síntomas). Colabora en revistas internacionales y en el periódico italiano “Il Manifesto”.
Entre sus libros, destacan:” Clínica del vacío”, “La última cena “, “El hombre sin Inconsciente”, “No era como antes” y “El complejo de Telémaco”.
Los “síntomas del vacío” son aquellos con los que nos enfrentamos los psicólogos que tratamos a pacientes en consulta. Se trata de un nuevo tipo de patologías caracterizadas por una defensa desesperada frente a la angustia, aunque muchas veces, los sujetos no sepan precisar de qué se angustian.
Dichos síntomas van desde ataques de pánico o ansiedad, trastornos de alimentación (anorexias, bulimias, obesidades mórbidas ), depresiones que son más bien apatías, dependencias patológicas ( a sustancias, a personas, a las pantallas de todo tipo … ), a síntomas psicosomáticos, etc.
La emergencia de estas nuevas patologías nos tiene que hacer pensar en un cambio social y por tanto de un cambio en los conflictos del individuo.
Este cambio social puede situarse desde la mitad del siglo XX, al finalizar la 2ª guerra mundial, hasta hoy en pleno siglo XXI. Un hecho histórico que inaugura una nueva época es la caída del Muro de Berlín, en 1989. Anteriormente a este acontecimiento, la sociedad occidental se basaba en un precario equilibrio, conseguido con los bloques Este- Oeste, pero la caída del muro, precipita un nuevo “status quo” y entramos de lleno en la Era de la Globalización.
A partir de aquí, aparece un nuevo orden mundial y el sistema capitalista se pervierte, volviéndose feroz y desaforado. La Democracia (el poder del pueblo) queda sustituida por la Plutocracia ( el poder del dinero). Las antiguas ideologías, los valores, la religión y la ética sufren una importante devaluación. La consigna de las nuevas generaciones es: el “Carpe diem”, o sea, vivir al día, de un modo hedonista. Y como complemento, los siguientes imperativos categóricos: “Debes consumir” y “Debes gozar”.
Lo que nos enferma es el vacío que estas consignas llevan implícitas. Es el vacío de la Ley, de la Ética, y como consecuencia aparece un vacío del Deseo: No hay ilusión, no hay motivación, ni metas, ni libido, en términos freudianos.
¿Qué quiere decir Ley?: Los límites lógicos para el desarrollo armonioso del individuo y de la vida colectiva. TODO NO SE PUEDE. Los límites son necesarios y estructurantes para una sana evolución del individuo y de la sociedad . No se puede tener todo, comer todo, experimentar todo y que no haya consecuencias. Necesitamos una Ley que nos contenga.
Freud en su ensayo “El malestar en la cultura” opone impulsos o pulsiones frente a cultura. Quiere decir que la cultura implica sacrificar parte de lo instintivo. Habla de “Sublimación”: Si somos capaces de sublimar, es decir de sacrificar parte de lo instintivo, seremos seres creativos.
El vacío y la ausencia de Ley, matan la creatividad, instaurando la Repetición. Así, los individuos se ven abocados a repetir como autómatas, compulsivamente conductas, sin que exista la mínima noción de consciencia por medio.
Al poder le conviene una sociedad compuesta por individuos pasivos, adictos, sometidos, consumistas, para manejarlos con facilidad.
Estamos en la era del Narcisismo. Todas las patologías del vacío que hemos mencionado tienen el tronco común del narcisismo. Los individuos están encerrados en sus burbujas, actuando de un modo egoísta, buscando su propio placer o beneficio inmediato, en lugar de ser empáticos o de estar abiertos a los otros.
El sociólogo Bauman habla de una sociedad líquida, caracterizada por la velocidad vertiginosa, la transitoriedad total. Líquido frente a sólido, porque actualmente todo es cambiante, convulso y amorfo, como el agua que se escapa entre los dedos.
Actualmente, se ha perdido en gran parte el sentimiento de culpa. Como no hay Ley, tampoco hay culpa. El trauma no es producido como antaño por el conflicto psíquico entre dos valores, sino que hoy, el trauma está producido por el vacío de la Ley.
Actualmente, la tendencia no es desear el encuentro con el otro, es decir, la comunicación, el amor, sino el goce total (de algo o de alguien ) y este goce se convierte en mortífero. Pensemos en las drogas, las bulimias, las adicciones, las dependencias patológicas. Es el goce que no reconoce el límite.
Los límites y la ley constituyen un trauma positivo, que dan posibilidad a la aparición del deseo. Deseo algo porque estoy en falta, no soy completo. El deseo es puntual y reconoce una falta, una ausencia; mientras que el goce es total y narcisista: No le falta de nada o le falta todo.
La única posibilidad de juntar deseo y goce se llama amor.
Recalcati promueve trabajar una clínica de la falta, frente a la clínica del vacío. En la clínica de la falta hay deseo, hay renuncia, hay culpa, hay amor El deber del terapeuta es enseñar que la libertad no es hacer todo lo que se quiere. La libertad es asumir lo que se hace. La libertad es un vínculo. Los vínculos cobran importancia en la constitución del sujeto, frente a la sociedad actual que fomenta el individualismo, la soledad y la melancolía.
Todo ello tiene como efecto la muerte del deseo y la momificación del sujeto. Por eso hablamos hoy de “Neo-melancolías “: No hay pérdidas, no hay duelo, ni tristeza, ni culpa. Solo apatía y pereza de desear.
Los terapeutas concienciados, deben ocupar “el lugar del padre “, que imprime el límite y que enseñan a juntar la Ley y el Deseo. Las psicoterapias deben humanizarse.
Recalcati dice que al tratar clínicamente a un sujeto no debemos excluir nunca el contexto social. Hay que hacer Psicología Social, porque a partir de Freud y de Lacan hay que tener en cuenta que el sujeto no es un ente aislado, sino un producto de la sociedad que le ha tocado vivir. “El sujeto no es nada sin el otro”.
Recalcati público en español “El complejo de Telémaco”. Se basa en la historia de Ulises, relatada por Homero en “La Odisea “:
Ulises, rey de Ítaca, se va a recorrer el mundo, dejando en palacio a su esposa Penélope y a su hijo adolescente Telémaco. Como el retorno de Ulises se demora tanto, Penélope se ve requerida por numerosos pretendientes que quieren convertirla en su esposa, argumentando que Ulises ha muerto y el reino necesita un nuevo rey.
Penélope guarda en su corazón la esperanza de que su esposo vuelva. Todas las noches teje un manto y a la madrugada desteje lo que ha hecho. Es una excusa frente a los pretendientes: Les dice que cuando el manto esté terminado elegirá esposo entre ellos.
Mientras, Telémaco, el hijo de Ulises sufre al ver que el palacio de su padre ha sido tomado por los perversos pretendientes que montan todas las noches comilonas y orgías arruinando los bienes y la hacienda que le pertenece por herencia, al tiempo que ve sufrir a su madre.
Al final, Ulises vuelve, se une a su hijo y se enfrentan a los malvados pretendientes, arrojándolos del palacio y desterrándolos de Ítaca. Con la vuelta del padre, se restablece la ley y todo vuelve a la normalidad.
Les recomiendo el siguiente artículo, que tienen que ver con el tema del vacío: “El laberinto de las adicciones “.