jueves, 23 de junio de 2016

Empezar Desde El Centro..






Publicado por Rafael Alcaz González ..
-en Enseñanzas de Osho


Una cosa que hay que entender, es que el silencio no forma parte de la mente. Así que cada vez que expresamos que: «Fulano tiene una mente silenciosa», decimos una tontería. Una mente nunca puede estar en silencio.

La mera esencia de la mente, es el antisilencio. La mente es sonido, no silencio. Si una persona es verdaderamente silenciosa, debemos decir que no tiene mente. Una «mente silenciosa», es una contradicción.

Si la mente está ahí, no puede estar en silencio; y si se haya en silencio, es que ya no está. Por eso, los monjes zen utilizan la expresión «no mente», nunca «mente silenciosa». No-mente es silencio; y en el instante en que se llega a la no-mente, dejas de sentir tu cuerpo porque la mente es el pasaje a través del que se siente el cuerpo.

Si hay no-mente, no puedes sentir que eres un cuerpo; el cual, desaparece de la conciencia. No hay ni mente ni cuerpo; sólo, pura existencia. Y el silencio es la señal de ésa existencia pura.

¿Cómo alcanzar ése silencio?

¿Cómo estar en ése silencio?

Hagas lo que hagas será inútil; ése, es el mayor problema. Para el que busca el silencio, ése es el mayor problema, porque hagas lo que hagas no llegarás a ninguna parte; porque hacer, no es relevante.

Puedes sentarte en una postura concreta; y eso, es hacer. Seguramente habrás visto la postura de Buda; puedes sentarte en la postura de Buda, y eso es hacer. Para el propio Buda, ésa postura ocurrió.

No fue la causa de su silencio; fue más bien, un subproducto o consecuencia. Cuando la mente no está, cuando el ser se halla en completo silencio, el cuerpo le sigue como una sombra. El cuerpo adopta una postura particular; lo más relajada posible, lo más pasiva posible.

Pero no puedes hacerlo al revés. No es correcto adoptar una postura primero; y luego, conseguir así el silencio. Sólo porque vemos un Buda sentado en una postura concreta; pensamos que si se adopta esa postura, se obtendrá el silencio interior. Las cosas no suceden en ese orden.

Para Buda, el fenómeno interior ocurrió primero; y después, le siguió esa postura exterior.


Considéralo a la luz, de tu propia experiencia. Cuando te enfureces, el cuerpo adopta una postura particular. Se te enrojecen los ojos, y tu cara adopta una expresión concreta. La ira está dentro y el cuerpo la sigue; no sólo hacia afuera, también hacia dentro, por lo que toda la química del cuerpo cambia. Tu sangre circula más deprisa, respiras de manera diferente, estás listo para pelear o para huir.

Pero la ira sucede primero; y después, el cuerpo la sigue. Empieza por el otro extremo: Pon los ojos rojos, respira más deprisa, realiza todo lo que sientes que el cuerpo hace cuando la ira está ahí.

Puedes actuar, pero no logras crear ira dentro de ti. Los actores hacen eso mismo todo el tiempo. Cuando interpretan un papel de amor, realizan lo que hace el cuerpo cuando hay amor dentro; pero, no existe amor. El actor puede hacerlo mejor que tú; pero el amor, no se presentará. El actor parecerá más furioso que tú cuando estás enfurecido de verdad, pero es falso. Por dentro, no ocurre nada.

Cuando empiezas desde fuera, creas un estado falso. Lo real siempre ocurre primeramente en el centro; y después, las ondas llegan a la periferia.

El centro más interior, está en silencio. Empieza por ahí. Sólo del silencio surge la acción. Si no estás en silencio, si no sabes cómo sentarte en silencio o estar de pie en silencio; en profunda meditación, cualquier cosa que hagas será una reacción y no una acción.

Reaccionas cuando alguien te insulta, como si apretara un botón. Te pones furioso, saltas sobre él. ¿y a eso lo llamas acción? No es acción; fíjate bien, es reacción.

ÉI es el manipulador y tú el manipulado. Él ha apretado un botón; y tú, has funcionado como una máquina. Como cuando aprietas un botón y se enciende la luz; y vuelves a apretarlo y la luz, se apaga. Eso es lo que la gente te hace a ti.



Te encienden y te apagan. Alguien viene y te elogia; se te hincha el ego, y te sientes de maravilla. Después viene alguien y te pincha; y caes al suelo, deshinchado. No eres dueño de ti mismo. Cualquiera puede insultarte y ponerte triste, furioso, irritado, molesto, violento y loco.

Y cualquiera logra elogiarte y hacerte sentir en las alturas, puede hacerte sentir que eres el más grande; que Alejandro Magno, no era nadie en comparación contigo. Actúas según las manipulaciones de otros.

Eso no es verdadera acción.
Buda pasaba por un pueblo y salió gente a insultarle. Le lanzaron todos los insultos que conocían, todas las palabrotas que sabían decir. Buda se quedó allí parado; escuchó en silencio, con mucha atención; y después dijo: -Gracias por acudir a mí, pero tengo prisa.

Tengo que llegar al próximo pueblo, donde me están esperando. Hoy no puedo dedicaros más tiempo; pero mañana, cuando pase de regreso, tendré más tiempo.

Podéis volver a reuniros; y si queda algo que queráis decir y no hayáis podido decirme hoy, me lo podréis decir mañana. Pero hoy tenéis que disculparme.

Aquella gente, no daba crédito a sus oídos y sus ojos: A este hombre no le ha afectado lo que decimos; ni siquiera, le ha distraído. Uno de ellos preguntó: -¿No nos has oído? Te hemos insultado a base de bien; y ni siquiera, has respondido. -Si queríais que respondiera; dijo Buda, habéis llegado demasiado tarde.

Deberíais haber venido hace diez años; y entonces, les abría respondido. Pero en estos diez años he dejado de ser manipulado por los demás. Ya no soy un esclavo. Soy dueño de mí mismo. Actúo por mi propia cuenta, no por cuenta de ningún otro. Actúo según mis necesidades interiores. No podéis obligarme a hacer nada. Todo está muy bien:

Queríais insultarme y me habéis insultado. Sentíos satisfechos, habéis hecho vuestro trabajo a la perfección. Pero en lo que a mí respecta, no recibo vuestros insultos; y si no los recibo, no significan nada. Cuando alguien te insulta, debes convertirte en un receptor; tienes que aceptar lo que él dice, sólo entonces puedes reaccionar.

Pero si no aceptas, si te limitas a quedarte distanciado; si mantienes la distancia, si permaneces en calma, ¿qué puede hacer él? Dijo Buda: «Es como si alguien arroja una antorcha encendida al río. Seguirá encendida hasta que llegue al río. En el instante en que cae en el río, el fuego se apaga.

El río lo enfría. Yo me he convertido en un río. Podéis dirigirme insultos; son fuego cuando los lanzáis, pero en el momento en que llegan a mí, mi calma apaga su fuego. Ya no hacen daño. Tiráis espinas; pero al caer en mi silencio, se transforman en flores. Yo actúo según mi naturaleza intrínseca.»
Esto es espontaneidad. La persona de conciencia; de conocimiento, actúa.

La persona que no es consciente o el inconsciente; el mecánico el robot, reacciona. Y no es que la persona de conciencia se limite a observar. Observar es sólo un aspecto de su ser.

No actúa sin observar. Pero no te confundas. India entera; por ejemplo, ha estado malinterpretando a personas como Buda.

Por eso, el país entero se ha vuelto inactivo. Pensando que todos los grandes maestros han dicho: «Siéntate en silencio»; y el país entero se volvió holgazán, sucio e inactivo. El país perdió energía, vitalidad y vida. Se convirtió en algo totalmente obtuso y sin inteligencia; porque la inteligencia, sólo se agudiza cuando actúas. Y cuando actúas momento a momento; basándote en tu conciencia y tu vigilancia, surge una gran inteligencia.

Empiezas a brillar, a relucir y te vuelves luminoso. Pero para eso, hacen falta dos cosas: La vigilancia y la acción surgida de esa vigilancia.

Si la vigilancia se convierte en inactividad, estás suicidándote. La observación debe llevarte a la acción, un nuevo tipo de acción.

La acción adquiere una nueva cualidad. Observas, estando totalmente quieto y en silencio. Ves cuál es la situación y; según lo que veas, respondes. La persona de conciencia responde: Es responsable, ¡en el sentido estricto de la palabra! Responde, no reacciona. Sus acciones nacen de su conciencia, no de tu manipulación.

Esa es la diferencia. Así pues, la observación y la espontaneidad no son incompatibles. Observar es el principio de la espontaneidad; y la espontaneidad, es el cumplimiento de la observación.

La verdadera persona de conocimiento actúa; actúa muchísimo, actúa de manera total. Pero actúa en el momento, basándose en su conciencia. Es como un espejo. La persona corriente e inconsciente, no es como un espejo,

es como una placa fotográfica. ¿Qué diferencia hay entre un espejo y una placa fotográfica? Una placa fotográfica; después de haberse expuesto, ya no sirve. Recibe la impresión, queda impresa, retiene la imagen. Pero recuerda: La imagen no es la realidad.

La realidad sigue creciendo. Puedes salir al jardín y tomar una foto de un rosal. Mañana; la fotografía será la misma, pasado mañana la fotografía seguirá siendo la misma. Vuelve a salir a mirar el rosal, ya no es el mismo. Las rosas han desaparecido, o han brotado otras nuevas. Han ocurrido mil y una cosas. La vida nunca es estática, cambia constantemente.

Tu mente funciona como una cámara: Sigue reuniendo imágenes, es un álbum de fotos. Y después, tú reaccionas según esas imágenes. Por eso, tu vida nunca es auténtica; porque hagas lo que hagas, está mal hecho. Hagas lo que hagas; insisto, estará mal hecho, Nunca será adecuado.


Una mujer estaba enseñándole el álbum familiar a su hijo; y llegaron a la foto de un hombre muy atractivo: Pelo espeso, barba, muy joven y muy vital. El niño preguntó: «Mamá, ¿quién es este hombre?» Y la mujer le respondió: «¿No le reconoces? Es tu padre.» El niño se quedó desconcertado y dijo: «Si este es mi padre, ¿quién es ese calvo que vive con nosotros?» La mente inconsciente funciona como una cámara, opera como una placa fotográfica. La mente vigilante o la mente meditativa, funciona como un espejo.

No retiene ninguna impresión; permanece totalmente vacía, siempre vacía. Por eso, cualquier cosa que se ponga delante del espejo se refleja en él. Si te sitúas delante del espejo, te reflejará a ti. Si te vas, no digas que el espejo te traiciona.

El espejo no es más que un espejo. Cuando tú te vas, deja de reflejarte; no tiene ninguna obligación, de seguir reflejándote. Si ahora hay algún otro ante el espejo, el espejo reflejará a ese otro.

Si no hay nadie, no refleja a nadie. Siempre es fiel a la vida. La placa fotográfica, nunca es fiel a la vida. Aunque te tomen una foto ahora mismo, para cuando el fotógrafo la haya sacado de la cámara, tú ya no serás el mismo ya habrá pasado mucha agua por el Ganges. Has crecido, cambiado y te has hecho mayor.

Puede que sólo haya transcurrido un minuto; pero un minuto, puede ser mucho. ¡Dentro de un minuto puedes haber muerto! Un minuto antes estabas vivo; un minuto después, puedes haber muerto. La fotografía nunca morirá. Pero en el espejo; si estás vivo, estás vivo y si estás muerto, estás muerto. Aprende a sentarte en silencio conviértete en un espejo. El silencio convierte tu conciencia en un espejo; y entonces, funcionarás momento a momento reflejarás la vida.

No llevarás un álbum de fotos dentro de la cabeza. Entonces, tus ojos serán claros e inocentes, Tendrás claridad, poseerás visión; y nunca, le serás infiel a la vida. Eso es la auténtica vida.
Osho

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