martes, 21 de junio de 2016

Voces clandestinas - Por : Vivi Cervera



Hace algún tiempo escribí sobre el hecho de que todos los seres humanos tenemos una cantidad indeterminada de voces en la mente que son prácticamente las que guían nuestro destino. En ocasiones esas voces nos ordenan: grítale. O pégale. O dile que es un tonto!. Y nosotros, poseídos por ellas, lo hacemos sin vacilar.

Actuamos de inmediato conforme a las órdenes recibidas como si fuéramos títeres de las energías invisibles que mueven los hilos en el universo.

¿Has experimentado esto que te cuento? Porque yo puedo escuchar esas voces cuando pienso. ¿Me dirás que tú no?

¿Me dirás que esa discusión en la cual te defendiste a capa y espada, no tuvo su punto de partida en una de esas voces que sin cesar te repetía: «no te dejes»?

¿Me dirás que en cuanto ellas te toman en sus manos es fácil escaparte? ¿Quién está pensando ahora a través tuyo? ¿las voces abusivas que te hacen entrar en pánico o tú? ¿Quién piensa?

Las memorias.

Los recuerdos de la mente subconsciente.

Las huellas de pasos viejos (ancestros).

Circunstancias que me permiten concluir que la única diferencia entre alguien diagnosticado con un trastorno mental y alguien que no, es la calidad, la fuerza y el ímpetu de las voces mentales que le habitan.

¿O crees que el (la) psiquiatra o terapeuta escapa de esas voces abusivas? Porque yo en mi mente las encuentro a menudo, aunque he aprendido a tener el valor de decirles:

Hola! Bienvenida(s) a mi vida, gracias por venir, por aparecer de repente. Las esperaba pues si ustedes no llegan no corrijo lo que ha de ser corregido sólo por mí. Las amo.

Esto puede parecer más loco que las mismas voces, pero para mí, funciona porque simplemente dejo de resistirme a lo que está ahí para mí. Algunas de ellas (las voces) se desconciertan y hacen silencio. Las otras me dan las gracias y las más fuertes se ríen. Pero yo vuelvo a decirles: Las amo. Una y otra vez. Cada día, sin llevar la cuenta.

Entonces hay algo que pesa mucho sobre todos nosotros y es aquella cuestión de lo que encaja en los estereotipos que tenemos implantados en la memoria y aquello que no. Lo “normal” y lo “raro”. A lo primero se le abre la puerta, a lo segundo se le ignora o rechaza quizá para no enfrentar la verdad. Sin embargo no me peleo con esto, sé que muchas veces nos asusta nuestra propia sombra y que esto es algo muy humano, es de hecho un regalo. Puede ser la razón por la cual te escribo.

Respecto de las etiquetas, sé que los diagnósticos relacionados con enfermedades mentales duelen, pesan, sí, pero no te rindas. Si viniste a este planeta con cargas tan pesadas es porque puedes con ellas.

Y aunque el acto de amarte en medio de un estado de confusión total suene patético, es lo único que tienes para darle forma a tu mundo. Confía en ti, más que en los números y las estadísticas.

Empieza de nuevo cada vez que sea necesario y sobre todo, toma eso que te dijeron, eso que tienes en tus manos y crea tu propia obra de arte. Es en aquello que te avergüenza donde se encuentran tus tesoros.

Yo continúo creyendo que hay demasiado loco peligroso suelto gobernando países y dirigiendo organizaciones, grupos o sectas como para que diagnostiquen tan sólo a unos pocos, quizá a los que de peligrosos no tienen nada.


Gracias por leerme.

© Todos los derechos reservados. Vivi Cervera 2013.

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