lunes, 6 de junio de 2016

MOTIN DEL ALMA: OTRA FORMA DE VER LA FATIGA Y LA DEPRESIÓN




Por: Charles Eisenstein


Traducción por los editores de SOTT en español

La depresión, la ansiedad y la fatiga son partes esenciales del proceso de metamorfosis que se está desenvolviendo en el planeta hoy en día, y son altamente significativas por la luz que emiten sobre la transición de un viejo mundo a uno nuevo.

Caundo se agudiza la fatiga o la depresión, y somos diagnosticados con Epstein-Barr o Síndrome de Fatiga Crónica, hipotiroidismo o baja serotonina, usualmente sentimos alivio y preocupación. Preocupación: algo está mal conmigo. Alivio: al menos ya sé que no estoy imaginándome cosas; ahora que tengo este diagnóstico, puedo ser curado, y la vida puede regresar a ser normal como antes. Pero claro, una cura para estas condiciones es elusiva.



Depresión, fatiga y ansiedad
La Pregunta

La noción de una cura comienza con la pregunta: "¿qué ha salido mal?" Pero también existe otra, radicalmente diferente al modo de ver la fatiga y la depresión, que empieza con el cuestionamiento: "¿A qué está respondiendo el cuerpo con su sabiduría perfecta?" ¿Cuándo sería el mejor momento para que alguien sea incapaz de reunir la energía suficiente para participar plenamente en la vida?

La respuesta está mirándonos justo a la cara. Cuando nuestro cuerpo y alma están diciéndole No a la vida, mediante la fatiga o depresión, la primera pregunta que nos deberíamos hacer es: "¿es la vida como la estoy viviendo la adecuada para mí en este momento?" Cuando el cuerpo y alma dicen No a la participación en el mundo, la primera pregunta sería:
¿El mundo tal como se me presenta, merece mi participación plena?
¿Qué tal que existiera algo tan fundamentalmente mal en el mundo, las vidas, y la forma en que se nos ofrece, que retirarnos fuera la única respuesta sana? ¿El retiro, seguido por una reintroducción al mundo, a la vida, y una forma de ser totalmente diferentes al que se quedó en el pasado?



¿Qué pasa si la retirada es la única respuesta sensata?
El objetivo tácito de la vida moderna parece ser el de vivir tanto tiempo y lo más cómodamente posible, para minimizar el riesgo y maximizar la seguridad. Vemos esta prioridad en el sistema educativo, que trata de formarnos para ser "competitivos" para que podamos "ganarnos la vida". Lo vemos en el sistema médico, donde el objetivo de prolongar la vida triunfa sobre cualquier consideración de que en ocasiones, ha llegado el momento de morir. Lo vemos en nuestro sistema económico, que supone que todas las personas están motivadas por el "interés propio racional", que se define en términos de dinero, relacionado con la seguridad y la supervivencia. (Y alguna vez ha pensado en la frase "¿el costo de la vida"?) Se supone que debemos ser prácticos, no idealistas; se supone que debemos poner el trabajo antes que el juego. Pregunte a alguien por qué se queda en un trabajo que odia, y la respuesta a menudo será: "Por el seguro de salud." En otras palabras, nos quedamos en puestos de trabajo que nos dejan sentir muertos con el fin de obtener la garantía de mantenerse con vida. Cuando elegimos un seguro de salud sobre la pasión, estamos eligiendo la supervivencia sobre la vida.

En un nivel más profundo, al que yo llamo el del alma, no queremos nada de eso. Reconocemos que estamos aquí en la tierra para cumplir con un propósito sagrado, y que la mayoría de los trabajos en oferta están debajo de nuestra dignidad como seres humanos. Pero tal vez tengamos miedo de dejar nuestros trabajos, nuestras vidas planeadas, nuestro seguro médico, o cualquier otro tipo de seguridad y confort que hayamos recibido a cambio de nuestros dones divinos. En el fondo, reconocemos esta seguridad y confort como salarios de esclavos, y anhelamos con ser libres.


En el fondo, reconocemos esta seguridad y confort como salarios de esclavos, y anhelamos con ser libres.
Una rebelión del alma

Así que el alma se rebela. Con miedo de tomar la decisión consciente para alejarnos de la vida como esclavos, en vez de eso, tomamos la decisión de forma inconsciente. Ya no podemos reunir la energía para seguir todo el procedimiento. Promulgamos esta retirada de la vida a través de una variedad de medios. Podríamos citar al virus de Epstein-Barr en nuestros cuerpos, o mononucleosis, o algún otro vector de la fatiga crónica. Podríamos cerrar nuestra tiroides o las glándulas suprarrenales. Podríamos cerrar nuestra producción de serotonina en el cerebro. Otras personas toman una ruta diferente, incinerando la energía vital en exceso en los fuegos de la adicción. De cualquier manera, estamos de alguna manera negándonos a participar. Estamos renunciando a la complicidad innoble en un mundo que va mal. Nos negamos a aportar nuestras divinos dones para el engrandecimiento de ese mundo.

Es por ello que el enfoque convencional de solucionar el problema para que podamos volver a la vida normal no funcionará. Podría funcionar temporalmente, pero el cuerpo va a encontrar otras maneras de resistir. Elevar los niveles de serotonina con los ISRS, y el cerebro reducirá algunos sitios receptores, pensando en su sabiduría, "Oye, no se supone que deba sentirme bien acerca de la vida que estoy viviendo en este momento." Al final, siempre existe el suicidio, un punto final común de los regímenes farmacéuticos que tratan de hacernos felices con algo hostil a nuestro propósito y ser. Sólo se puede obligar a permanecer en lo incorrecto tanto como sea posible. Cuando la rebelión del alma se suprime demasiado tiempo, se puede explotar hacia el exterior en una revolución sangrienta. Significativamente, todos los tiroteos en las escuelas en la última década tienen a las personas involucradas en medicamentos contra la depresión. ¡Todos ellos! Para tener una visión asombrosa de los resultados del régimen de control de productos farmacéuticos, busque esta recopilación de casos de suicidio/homicidio relacionados con los ISRS. No estoy usando "asombroso" como una forma de hablar. Mi mandíbula se abrió literalmente.



Cuando la rebelión del alma es reprimida durante mucho tiempo
En los años 1970s, los disidentes de la Unión Soviética eran frecuentemente internados en instituciones mentales y se les daban drogas similares a las utilizadas para tratar la depresión hoy. El razonamiento era que uno tenía que estar mentalmente enfermo para ser infeliz en la Utopía de los Trabajadores Socialistas. Cuando la gente que trata la depresión recibe estatus y prestigio de parte del mismo sistema que tiene a sus pacientes infelices, es poco probable que afirmen la validez básica de el retiro del paciente de la vida.
El sistema tiene que ser sólido -después de todo, valida mi estatus profesional- por lo tanto, el problema debe ser tuyo.

Comentario: Lo que la industria farmaceútica y tu doctor no te dicen sobre la d...


Desafortunadamente, los enfoques "holísticos" no son diferentes, siempre y cuando nieguen la sabiduría de la rebelión del cuerpo. Cuando parecen funcionar, por lo general es porque coinciden con algún otro cambio. Cuando alguien sale y consigue ayuda, o hace un cambio radical de las modalidades, funciona como una comunicación ritual para la mente inconsciente de un cambio en la vida real. Los rituales tienen el poder de volver reales para el inconsciente las decisiones tomadas conscientemente. Pueden formar parte de recuperar el poder de uno.



Los rituales pueden ser parte para retomar el poder de uno
He conocido a un gran número de personas con gran compasión y sensibilidad, personas que se describen a sí mismas como "conscientes" o "espirituales," que han luchado con el síndrome de fatiga crónica, la depresión, deficiencias de la tiroides, etc. Son personas que han llegado a un punto de transición en sus vidas donde se han vuelto físicamente incapaces de vivir la vida antigua en el mundo antiguo. Esto pasa porque, de hecho, el mundo que se nos ha presentado como como normal y aceptable, no lo es. Es una monstruosidad. Nuestro planeta está en sufrimiento. Si usted necesita que le convenza de esto, si no está al tanto de la destrucción de bosques, oceános, humedales, cultura, tierra, salud, belleza, dignidad, y el espíritu que se encuentra debajo del Sistema en el que vivimos, entonces no tengo nada que decirle. Solamente estoy hablándole si usted cree que hay algo profundamente malo en la forma en la que vivimos en este planeta.



Las personas han llegado a un punto de transición en sus vidas
"Desórdenes" de Ansiedad

Un síndrome relacionado comprende varios "trastornos" de "déficit de atención" y de ansiedad (perdóneme, no puedo escribir estas palabras sin las comillas irónicas) que reflejan un conocimiento inconsciente de que algo está mal aquí. La ansiedad, como todas las emociones, tiene una función adecuada. Supongamos que usted dejó una olla en la estufa y sabe que olvidó algo; simplemente no puede recordar qué. No se puede estar tranquilo. Algo le molesta, algo está mal. Subliminalmente huele a humo. Usted se obsesiona: ¿dejé correr el agua? ¿Se me olvidó pagar la hipoteca? La ansiedad que lo mantiene despierto y alerta; que no le permite descansar; que mantiene su mente agitada, preocupada. Esto es bueno. Esto es lo que salva su vida. Con el tiempo se da cuenta - ¡la casa está en llamas! - Y la ansiedad se convierte en pánico, y acción.

Así que si usted sufre de ansiedad, puede que no tenga ningún "desorden" - tal vez la casa está en llamas. La ansiedad es simplemente una emoción que corresponde a: "algo está peligrosamente mal y no sé qué es." Eso es sólo un desorden cuando de hecho, no hay nada peligrosamente mal. "Nada está mal, solo usted," es el mensaje que cualquier terapia brinda cuando trata de arreglarlo a usted. No estoy de acuerdo con este mensaje. El problema no es usted. Usted tiene una buena razón por la cual sentirse ansioso. La ansiedad quita una parte de su atención en sus tareas de pulir los cubiertos mientras la casa está en llamas, de tocar el violín mientras que se hunde el Titanic. Por desgracia, la incorrección que está aprovechándose de usted, podría estar más allá del conocimiento de los psiquiatras que lo tratan, que luego llegan a la conclusión de que el problema tiene que ser su cerebro.



El problema no es con usted
De forma similiar, el desorden de deficit de atención (ADHD), y mi favorito, el trastorno de oposición desafiante (ODD), son sólo desórdenes si nosotros creemos que las cosas que se presentan para nuestra atención valen la pena ser atendidas. No podemos admitir, sin antes cuestionar al edificio entero de nuestro sistema escolar, que pueda ser completamente sano para un niño de diez años el no estar quieto durante seis horas en un salón de clases, mientras aprende sobre la división larga y Vasco de Gama. Tal vez la generación actual de niños, que algunos llaman índigo, simplemente tiene poca tolerancia para el currículo escolar de la conformidad, la obediencia, la motivación externa, las preguntas correctas o incorrectas, la cuantificación del rendimiento, las reglas y las campanas, los reportes, las calificaciones y su récord permanente. Así que tratamos de reforzar su atención con estimulantes, y subyugar su intuición rebelde y heroica en contra de la máquina destructora del espíritu.


Comentario: "La educación actual sirve para domesticar a la gente", señala médico


Mientras escribo sobre el "mal" del que todos nos rebelamos, puedo escuchar a algunos lectores decir, "¿qué hay del principio metafísico que 'todo es bueno'?" Relájate, se me dice, nada está mal, todo es parte del plan divino. Uno sólo lo percibe como malo por nuestra perspectiva humana limitada. Todo está aquí para nuestro propio desarrollo. La guerra: le da a las personas oportunidades maravillosas para tomar decisiones heroicas y quemar el mal karma. La vida es maravillosa Charles, ¿por qué tienes que hacerla mala?

Lo siento, pero usualmente tal razonamiento es un soborno para la consciencia. Si todo es bueno, entonces eso es sólo porque lo percibimos y experimentamos como terriblemente malo. La percepción de la maldad nos mueve a corregirla.


La percepción de la maldad nos mueve a corregirla.
No obstante, sería ignorante e inútil juzgar a aquéllos que no ven nada malo, que, inconscientes de la destrucción, creen que todo está básicamente bien. Hay un proceso de despertar natural, en el que en primer lugar se procede a toda velocidad a participar en el mundo, creer en él, buscando contribuir al Ascenso de la Humanidad. Eventualmente, nos encontramos con algo que es sin duda una equivocación, tal vez una flagrante injusticia o un problema de salud grave o una tragedia cercana. Nuestra primera reacción es pensar que esto es un problema aislado, remediable con un poco de esfuerzo, dentro de un sistema que es fundamentalmente sólido. Pero cuando tratamos de solucionarlo, descubrimos niveles cada vez más profundos de lo incorrecto. La podredumbre se propaga; vemos que ninguna injusticia, ningún horror puede sostenerse de forma aislada. Vemos que los disidentes desaparecidos en América del Sur, los niños que trabajan en Pakistán, los bosques talados de la Amazonia, están íntimamente unidos entre sí en un tapiz grotesco que incluye a todos los aspectos de la vida moderna. Nos damos cuenta de que los problemas son demasiado grandes para ser arreglados. Estamos llamados a vivir de una forma totalmente diferente, empezando con nuestros valores y prioridades más fundamentales.

Todos pasamos por este proceso, repetidamente, en varios aspectos de nuestas vidas; todas las partes del proceso son justas y necesarias. La fase de la participación completa es una fase de crecimiento en donde desarrollamos dones que serán aplicados de forma diferente más adelante. La fase de tratar de arreglar, de resistir, de soportar a pesar de todo una vida que no está funcionando es parte de la fase de maduración que desarrolla la paciencia, la determinación y la fuerza. La fase del descubrimiento de la naturaleza abarcadora del problema es normalmente una etapa de desesperación, pero no necesita ser así. Propiamente es una etapa de descanso, de quietud, de retiro, de preparación para un empuje. Este empuje es uno de alumbramiento. Las crisis en nuestras vidas convergen y nos empujan hacia a una nueva vida, hacia un nuevo ser que difícilmente imaginábamos podría existir, excepto que habíamos oído hablar de él, habíamos escuchado ecos, y tal vez incluso visto un atizbo aquí y allá a través de la gracia de una breve ojeada.


Las crisis en nuestras vidas convergen y nos impulsan a una nueva vida

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