sábado, 18 de abril de 2015

DECALOGO PARA OBSERVAR EL PENSAR


 
1. Las palabras tienen un poder.
 
2. Todo pensamiento produce un efecto.
 
3. Creo el universo en que vivo mediante mi pensamiento.
 
4. Vivo en un universo que funciona exactamente de la manera en que lo pienso.
 
5. La calidad de mis pensamientos determina la calidad de lo que vivo.
 
6. El universo y la vida cooperan conmigo en el sentido que elijo con mi manera de pensar.
 
7. El universo, como un espejo de aumento, me devuelve multiplicado lo que emito a través de mis pensamientos.
 
8. Los pensamientos que van en el mismo sentido que la vida y el orden cósmico favorecen la circulación y la manifestación de mi energía vital, en potencia y en calidad, lo mismo que mi alegría de vivir.
 
9. Los pensamientos contrarios a la vida, contrarios a la verdad, contrarios al ser, engendran debilidad y sufrimiento.
 
10. La utilización positiva del poder creador del pensamiento me exige ser particularmente vigilante en la formulación de mis pensamientos.
 
 
• Puesto que las palabras tienen un poder (primera ley), voy a elegir las palabras que forman mis pensamientos.

• Todos los pensamientos producen un efecto (segunda ley). Por consiguiente, tendré cuidado de elegirlos pensando en sus resultados potenciales.

• Creo el universo en el que vivo mediante mis pensamientos (tercera ley). En consecuencia, elijo pensar un universo en que me complazca vivir.

• Dado que ese universo funciona exactamente de la manera en que lo pienso (cuarta ley), decido pensar positivamente. Al desarrollar mi capacidad de pensar positivamente, mejoro el mundo en que vivo.

• Sé que soy responsable de la calidad de mi vida, basada en la calidad de mis pensamientos (quinta ley).

• Si pienso positivamente, la vida y el universo cooperan conmigo (sexta ley).

• Al desarrollar así mi manera de pensar, me abro cada vez más a la abundancia, característica fundamental del universo y de la vida (séptima ley).

• Tomo siempre como punto de referencia los criterios benéficos de la elección de mis pensamientos: que vayan en el mismo sentido que la vida y el mundo (octava ley).

• Opto por construir mi vida sobre el Ser y la Verdad (novena ley). De este modo, estoy en paz y en armonía conmigo mismo y con el mundo.

• Para alcanzar este estado, me conviene mostrarme cada vez más vigilante respecto a mis pensamientos, utilizar las palabras justas, cargadas con el poder de la Verdad, el Ser y el Amor (décima ley).
 

Fuente:Portal Dorado-

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