La persona que realmente puede perturbar tu estado de paz
es aquella que te recuerda que no te encuentras verdaderamente en el estado de paz o iluminación
que brota de la confianza. En ese momento, esta persona se convierte en tu mejor maestro,
y es a ella a quien debieras dar las gracias, y a Dios, por haberla enviado a tu vida.
Cuando llegue el día en que puedas trascender la cólera, la rabia y la alteración
que esa persona parece provocar, y decirle:
«Gracias por ser mi maestro»,
habrás reconocido a un compañero del alma.
Wayne Dyer
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