sábado, 25 de abril de 2015

LOS ESTADOS DE ANIMO




No sabemos cómo son las cosas en realidad, sino sólo cómo nos las representamos a nosotros mismos
Por: CARMEN PÉREZ NOVO.

¿No es cierto que existen días en que todo nos sale a pedir de boca y otros en los que más nos valdría no habernos levantado de la cama? ¿Y dónde radica la diferencia? Pues ni más ni menos que en el estado de ánimo.
 
Ahora bien, ¿de qué depende que tengamos un estado que nos potencia o bien otro que nos deja totalmente impotentes? Pues en primer lugar, de la forma en que nos representemos las cosas y de lo que nos digamos a nosotros mismos en una situación determinada. Y, de la otra, del estado fisiológico en que nos encontremos. ¿Y cómo se lleva a cabo este proceso?
Pues bien, sea como sea, en el mundo exterior usamos los sentidos para explorarlo y delimitarlo.
 
Todos los seres humanos recibimos información, del medio que nos rodea, a través de los órganos sensoriales (vista, oído, gusto, olfato y sistema táctil), los cuales transmiten dichos estímulos al cerebro. Éste, a través de un complicado proceso -en el que tienen mucho que ver las creencias, valores, experiencias pasadas, cultura, lenguaje, intereses, suposiciones-, filtra estas señales eléctricas y las transforma en la representación interna.
 
Por otra parte, las condiciones de nuestra fisiología, tensión o relajación muscular, forma de respirar, la postura, el estado físico en que nos encontremos…, también van a ser determinantes.


De manera que la experiencia que tenemos de un determinado acontecimiento no es exactamente el suceso en sí, sino una reelaboración interior personalizada. Debemos tener presente que el mundo es una infinidad de posibles impresiones sensibles y sólo somos capaces de percibir una pequeña parte de él. O sea, que no sabemos lo que son las cosas en realidad, sino sólo cómo nos las representamos a nosotros mismos. ¿Lo entienden? Es muy importante porque explica la variedad de la percepción humana. Dos personas que hayan vivido el mismo acontecimiento lo explicarán de distinta forma. Y todo porque cada una lo ha percibido a su manera, dependiendo de sus creencias, experiencias pasadas y de su fisiología.

Viendo y comprendiendo esto, ¿no les parece mucho más efectivo el hecho de que nos enfoquemos en todo aquello que potencia nuestras posibilidades, en vez de crearnos limitaciones? Podemos hacerlo. En nuestras manos está el hacernos cargo de los estados de ánimo, de ese inmenso poder que supone la antesala a nuestros comportamientos, a la respuesta activa que vamos a dar a todas las experiencias de nuestra vida.

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