jueves, 3 de diciembre de 2015

ACEPTAR Y FLUIR




Todos estamos pasando por el mismo aprendizaje: ¿lo aceptamos o lo resistimos? Cuando contemplamos el mundo que nos rodea, ya sea el particular o el comunitario, vemos como los tiempos se aceleran. Los aprendizajes se han vuelto intensos, profundos, acelerados.


Todo cambia de manera repentina e inesperada. ¡Y el tiempo vuela! Vivimos en un momento muy particular de nuestra evolución, donde estamos transformándonos todos al mismo tiempo sin que haya muchas más opciones que crecer como humanidad.


El libre albedrio sólo deja lugar a que lo hagamos a través del sufrimiento o de la aceptación. Los cambios, si bien se hacen graduales, son rápidos e inevitables. Estamos todos inmersos en este viaje evolutivo del planeta. Los días se acortan.


Cada vez nos queda menos tiempo para divagar, especular o hacer planes futuros. Y si bien los días siguen teniendo 24 horas, se sienten de 16.
Nos vemos obligados a vivir en el presente.

Las horas pasan volando y todo aquello que parecía bloqueado, se abre. Tanto lo “bueno” como lo “malo”.


También hemos llegado a este momento con las herramientas que necesitamos para dar este salto. Las más simples, ya sea la meditación, el cambio de percepción o la respiración consiente. Y hay una estrategia que es clara para ayudarnos a trascender este momento: la aceptación. Aceptar lo que nos pasa, respirarlo y dejarlo ir.


No crear resistencias. La energía es tan fuerte que si no te dejas llevar, te lleva. La energía nos está preparando para dar un gran paso en nuestra evolución.


Cualquier intento de resistirla, cuestionarla, tratar de cambiarla o detenerla, sólo produce sufrimiento. Es importante entender que lo que nos pasa, les pasa a todos. Todos estamos en el mismo barco y pasamos por la misma tormenta. Cada uno diseña el aprendizaje como lo quiere vivir. Pero no podemos bajarnos. Ante esto, si no sabemos qué hacer, lo mejor es hacer nada.


No paralizarnos, sino quedarnos quietos y dejar que el mar nos lleve a donde quiera. Esa energía que nos mueve es inteligencia divina y si nos entregamos de verdad, no hay riesgos. Verónica Acevedo Santaliz en su libro “El cielo de los cartoons” dice simple y sabiamente: “Puede ser que la energía nos esté queriendo en otro lugar o puede ser que la energía ya no nos quiera más en ése lugar. Puede que tenga que ver con nosotros, con nuestro propósito, o puede que tenga que ver con el propósito de otras personas.


Ya sea con el propósito de las personas que se quedan es ése lugar o el propósito de las personas que encontraremos en el próximo lugar. Siempre está bien.


El apego a un lugar –o una persona- es un apego muy peligroso. Detiene la danza de la energía para nosotros y para los otros. No es posible danzar sin mover el pié. Y sólo desprendiéndonos conservaremos lo que es cierto”. Donde podamos, con quien podamos, dejemos fluir un poquito más la energía. Permitamos que las cosas pasen, porque pasarán


~ Julio Bevione~

No hay comentarios: