miércoles, 16 de diciembre de 2015

El poder y la dificultad de la auto-observación - David Topi





Vamos a adentrarnos en algo que podríamos decir que es casi un “arte”, ya que, realmente, llegar a desarrollar la habilidad de auto-analizarse constantemente, y redescubrirse a uno mismo en cada momento, no tiene nada de sencillo ni espontáneo, sino más bien todo lo contrario: mucho trabajo y esfuerzo. Os decía en el último artículo sobre como equilibrar los centros de control del ser humano que:
“Si iniciamos esta estrategia de auto observación veremos que son muy pocas las cosas que hacemos, decimos, sentimos y pensamos que realmente vale la pena pensar, sentir, hacer o decir, ya que, en la mayoría de los casos, nos daremos cuenta que no hacemos sino cosas de forma automática sin ser conscientes de ellas, y sin preguntarnos si contribuyen en algo positivo para nosotros o para el prójimo. Es todo un “shock” darte cuenta, que, en la mayoría de ocasiones, no pensamos en nada útil, que no sentimos nada bueno, que estamos haciendo lo que no quisiéramos estar haciendo y de que hablamos por los codos. Conclusión: despilfarro energético, y otro día que pasamos sin desarrollar ni un ápice el equilibrio de los centros de control y nuestro sistema energético.”…
Así que por eso es tan importante desarrollar el sentido y la capacidad de auto-observarse, ya que se convierte en una herramienta clave para todo lo demás. ¿Qué es lo que uno puede observar en si mismo que luego le permite “desmontarlo”, sanarlo o eliminarlo? Básicamente, si uno, a través de un “Yo observador” presta atención al resto de lo que sucede en la psique, uno tiene acceso a descubrir, cada vez de forma más clara e inequívoca, cosas tales como:
1 – Los distintos pensamientos y formas mentales que generamos
2 – Las charlas internas entre los yoes y el ruido en la cabeza que no cesa
3 – Las emociones positivas
4 – Las emociones negativas
5 – Los estados de ánimo en que nos encontramos, mezcla de emociones y pensamientos
6 – Las reacciones mecánicas y automáticas que ejecutamos
7 – Todo lo que nos altera, cualquier situación del mundo físico, persona o evento que nos saca de nuestro centro de equilibrio y quietud.
8- Incluso, a nivel terapéutico, para aquellos que saben “auto-escanearse”, todo tipo de bloqueos internos en su sistema energético también pueden percibirse directamente así.
Y es que solo al analizar cualquiera de estas manifestaciones nos hacemos conscientes de lo que sucede interiormente en nuestro cuerpo, y en nuestra psique, y, dependiendo de lo que sea, uno puede entonces actuar para trabajar en ello, pues ha comprendido y percibido el origen del problema a tratar. Problema en el sentido más amplio y genérico de la palabra, pues aquí estamos tratando de ir liberando y profundizando en la unificación de los Yos de la esfera de consciencia, en la cristalización y equilibrio de los centros de control inferiores y activación de los superiores, en la sanación de miedos, memorias kármicas, patrones y programas mentales, y en el trabajo de conexión y expansión, hacia la dimensión física, de nuestra mónada o esencia, lo que nos permite hacer todo el trabajo de sanación con muchísima más celeridad y eficacia, al usar su energía para ello.
Perdemos el control constantemente
Por otro lado, mantener la auto-observación de uno mismo no es nada fácil, ya que estamos constituidos, a nivel psíquico, de forma que haya un constante batiburrillo que nos desconcentra fácilmente . Un pasaje del libro “Fragmentos de Una enseñanza desconocida” de Ouspensky lo explica bastante claramente:
En cierta oportunidad estaba caminando a lo largo de la Liteiny hacia la avenida Nevsky y a pesar de todos mis esfuerzos no era capaz de mantener mi atención en el “observarme a mí mismo”. La bulla, el movimiento, todo me distraía. A cada instante perdía el hilo de mi atención, lo encontraba de nuevo y luego lo volvía a perder. Finalmente sentí una especie de ridícula irritación conmigo mismo y doblé hacia la calle de la izquierda, firmemente decidido, esta vez, a observarme a mí mismo al menos por algún tiempo, y en todo caso hasta que hubiera llegado a la calle siguiente. Llegue a la Nadesjdinskaya sin perder el hilo de mi atención salvo, quizás, por breves momentos. Entonces, dándome cuenta de que me era más fácil no perder la línea de mi pensamiento en las calles tranquilas y deseando probarme en las calles más ruidosas, decidí retomar la Nevsky, mientras continuaba recordándome a mí mismo. Llegué a la Nevsky sin haber cesado de recordarme a mí mismo y comenzaba ya a experimentar el extraño estado emocional de paz interior y de confianza que sigue a grandes esfuerzos de esta clase. Justamente a la vuelta de la esquina, en la Nevsky, había una cigarrería donde compraba mis cigarrillos. Todavía recordándome a mí mismo pensé pasar por ahí y encargar algunas cajas.
Dos horas más tarde, desperté en la Tavrisheskaya, es decir, muy lejos. Estaba yendo en un trineo hacia la imprenta. La sensación de despertar fue extraordinariamente vivida. Casi puedo decir que volvía en mí. De golpe recordé todo. Cómo había estado caminando a lo largo de la Nadejdinskaya, cómo había estado recordándome a mí mismo, cómo había pensado en los cigarrillos y cómo, en este pensamiento, había caído como anonadado en un profundo sueño.
Sin embargo, mientras estaba sumido en este sueño, había continuado ejecutando acciones coherentes y oportunas. Había salido de la cigarrería, telefoneado a mi departamento en la Liteyni y luego al impresor. Había escrito dos cartas. Luego había regresado a la casa nuevamente y retomado la Nevsky por la acera izquierda hasta la puerta Gostinoy con intención de llegar a la Offitzerskaya. Luego había cambiado de opinión porque se estaba haciendo tarde. Había tomado un trineo para ir a la imprenta en la Kavalergardskaya. Y por el camino, mientras me dirigía por la Tavricheskaya comencé a sentir una extraía inquietud, como si hubiese olvidado algo. Y de pronto me acordé de que había olvidado recordarme a mí mismo.
En general, la segunda parte de esta historia es la que denota el estado en el que estamos todos la mayoría del tiempo, es decir, ejecutando acciones de forma “natural” y automática, sin ser conscientes de ellas, pero es solo cuestión de voluntad que volvamos a conectar con el Yo observador para que vuelva a tomar las riendas y fuerce a la consciencia artificial a “observarse” a si misma para ver que está sucediendo constantemente en nuestra psique.
Algunas herramientas útiles para la autoexploración
Una fuerte intención y voluntad: A mayor voluntad e intención de trabajar en uno mismo, mayor facilidad para llevarlo a cabo. Si uno tiene una intención ambigua, y una voluntad poco trabajada, la mayoría de procesos de crecimiento personal se quedan siempre a medias. En muchos casos, trabajamos cuando la voluntad de otra persona nos lo exige, por la razón que sea, mientras que al desaparecer esa “mano dura”, esa “exigencia externa”, o esa persona que nos “guía en el camino”, todo nuestro poder interno cae en picado. Uno tiene que crearse su propia razón interna para crecer, despertar y avanzar por su senda particular, sea la que sea y como sea, y la intención y voluntad para ello debe nacer desde el interior de la persona, y no venir desde fuera.
Una gran fe en uno mismo: Tener confianza y fe en uno mismo es lo que te hace seguir adelante. Fe y confianza en que vamos a ser capaces de alcanzar aquello que nos hayamos propuesto. Siendo el ser que somos, no hay límites a nuestra expansión más que aquellos que nos impongan o nos impongamos, y nos los creamos, pues de lo contrario, son como vallas al viento, no tienen ningún poder frente a nosotros.
Sentido de la autorresponsabilidad: Cada uno es responsable de su propio camino evolutivo. Nadie puede recorrer el nuestro por nosotros, ni nadie lo hará. Compartiremos muchas cosas y nos apoyaremos con herramientas, conocimientos o lo que haga falta, pero aquí cada uno calza sus zapatos y escala sus montañas. El sentido de la responsabilidad para con uno mismo es vital, si esperamos que otros hagan las cosas por nosotros, el proceso se queda siempre parado.
Sentido del respecto hacia uno mismo e integridad: El mundo exterior es un reflejo del mundo interior de cada uno, y toda muestra del resto de personas hacia nosotros es una muestra-espejo de como nos tratamos y sentimos respecto a nosotros mismos. Es tremendamente importante desarrollar un alto sentido del respeto por lo que somos, quienes somos, lo que hacemos, lo que conseguimos. Y hay que hacerlo siendo íntegros, pensando, sintiendo, hablando y diciendo de forma consecuente y alineada, no solo por el hecho de que así ahorramos la energía que nos hace falta para desarrollar los cuerpos sutiles superiores, sino porque es la única forma de llegar a avanzar como seres humanos.
Coraje: Pasar por los procesos de alquimia interior, zambullirnos en múltiples ciclos y noches oscuras del alma, mirar cara a cara el inframundo de cada uno de nosotros, requiere de un coraje que no se acabe nunca, y que esté siempre latente y presente cada instante que mantengamos el estado de auto-observación activo, viendo y percibiendo lo que se cuece en nosotros mismos.
Humildad y humor: Humildad para reconocer que nos queda mucho camino por andar, que nos queda mucho conocimiento por obtener y muchas cosas que limpiar. Humor para reírnos en cada paso, para sonreír con cada nueva idea que nos llega y nos desmonta todo lo que creíamos saber anteriormente, y sacar la basura interior sin tomarnos demasiado en serio a nosotros mismos.
En consecuencia…
Lo importante de la auto observación, y de todas esas herramientas que nos ayudarán a mantenerla activa, es que cada vez veremos detallitos más pequeños e insignificantes de nosotros mismos, lo que nos permitirá ver el avance que estamos teniendo, además de notar que este sentido se irá agudizando progresivamente, en la medida que lo usemos, hasta que lo despertemos completamente y seamos capaces de parar, discernir y percibir inmediatamente cuando un nuevo Yo ha sido creado, cuando uno ha sido eliminado o unificado, cuando una reacción es mecánica y automática o consciente, cuando un nuevo patrón o programa de comportamiento se ha activado, etc. Es un hábito convertido en talento que no tiene precio, y que nos pone en bandeja el avance y crecimiento que buscamos.
David Topí

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