jueves, 17 de diciembre de 2015

Una tríada constantemente sincronizada: psiquismo-cerebro y órgano





  La medicina moderna ha concentrado sus esfuerzos en el estudio del cuerpo humano para poder curarlo mejor el día que cae enfermo. Su camino fue incompleto desde un principio. En la euforia del descubrimiento de las interrelaciones mecánicas y bioquímicas olvido el siquismo y el cerebro.

  De igual modo, nuestros antepasados rechazaron por razones dogmáticas admitir el lugar central del sol, imaginándose por error que los planetas describían trayectorias en espiral alrededor de la tierra, lo que no solamente no tenía sentido, sino que complicaba además los cálculos astronómicos.

  Una vez que Galileo descubrió que el sol es el astro central de nuestro sistema planetario, las trayectorias de nuestros planetas se han vuelto a convertir en órbitas simples alrededor del sol.
  Los médicos de los siglos o milenios pasados, marginados por nuestros médicos modernos que subrayan así su falta de espíritu científico, basaban generalmente su diagnostico y terapia en el contexto psíquico.

  Por supuesto, no estaban en situación de apoyar sus conocimientos con los descubrimientos de las ciencias modernas en el plan anatómico, psíquico y bioquímico. Su experiencia era sobre todo fruto de un itinerario psicointuitivo, juzgado hoy como “insignificante”.

  Estas dos aproximaciones son incompletas y dejan mas o menos de lado al cerebro, pero en todo caso, el camino psicointuitivo responde mejor a la realidad. Ya vemos las consecuencias desastrosas de una medicina dogmática, centrada únicamente en el organismo.

  Pero si no se incluye el conjunto del campo orgánico, no hay evidentemente forma alguna de llegar a una sinopsis sistemática y reproducible. En realidad, no hay por que hablar de distinción rigurosa entre psiquismo, cuerpo y cerebro, ya que de hecho es una triada constantemente sincronizada.


  Todos los procesos y fenómenos psíquicos están ligados y coordinados con el cerebro, que es de alguna manera el ordenador de nuestro organismo. El cerebro es el programador, mientras que el cuerpo y el siquismo constituyen el conjunto del órgano-diana.

  En caso de una programación óptima, el cuerpo y el siquismo se mantienen en un estado de armonía –la clásica armonía griega-, y en caso de una programación equivocada, el cuerpo queda afectado al igual que el siquismo. El primero bajo la forma de enfermedad, el segundo bajo forma de depresión pánico, mal humor o alguna otra forma retroactiva.

  Además, la programación no es en un solo sentido y si, por un lado el siquismo programa al cerebro y al organismo, ocurre también que el cuerpo, a raíz de heridas, fracturas, etc., puede inducir una programación automática al cerebro y al siquismo.

  Para entender los mecanismos por los cuales nos ponemos enfermos, tendremos en cuenta constantemente esta interacción entre siquismo, cerebro y cuerpo, siendo el cerebro el superordenador, que ha necesitado millones de años para desarrollarse.
                                                               
 Nueva medicina Germánica
                                                                Dr. Hamer

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