domingo, 13 de diciembre de 2015

Tu Vida la cuida La Vida


Cuando no recordamos lo que realmente somos, pensamos que estamos solos con nuestros desafíos y en cierto modo eso es verdad. Estamos solos a cargos de nuestra vida, a cargo de nuestras decisiones y de todo lo que nos sucede.


Las creencias
Que estemos solos no es exactamente el problema y que seamos los responsables de nuestra existencia tampoco. El problema se genera cuando estamos confundidos. Si tuvieras la suficiente claridad para dirigir tu vida por donde quieres, no necesitarías que alguien te ayude con ideas o conceptos y tampoco te importaría estar solo en ese proceso.
La falta de claridad se produce cuando nos quedamos atrapados en la mente y en las emociones. La mente guarda mucha información, toda la que tenemos disponible desde que somos niños. Pero esa información no es siempre la más adecuada para dirigir nuestra vida hacia donde queremos.
La vida en este planeta es un juego a gran escala a donde llegamos a participar en él por libre albedrio. El juego consiste en dejarnos programar con muchas ideas que no podemos filtrar hasta cierta edad, a partir de la cual, vamos tomando consciencia de que muchas de ellas no nos funcionan. Al ver que pueden estar interfiriendo en nuestra felicidad, las podemos comenzar a cuestionar.
Esta parte del proceso de despertar es bien intenso y en la mayoría de los casos no es bien asimilada. Cuando las cosas se ponen difíciles, en vez de comenzar a cuestionar aquellas ideas que no nos sirven, tomamos represarías contra algo de afuera de nosotros, algunas condiciones o algunas personas.
Este es el punto donde muchas personas se quedan atascadas. Defienden las ideas que han aprendido como si se tratase de leyes universales. Por ejemplo, una madre le enseña a su hijo que hay que sacrificarse para ser feliz y luego ese niño sigue el patrón de sacrificio en la edad adulta, cuestionando a todos aquellos que tienen lo que desean sin sacrificio.
Este adulto podrá molestarse con aquellas personas, las puede juzgar y hasta condenar. Quizás deseará que desaparecieran de la faz de la tierra para no ver la injusticia que se produce al ver el desequilibrio entre los que se sacrifican y los que solo se dedican a disfrutar sin esfuerzo ninguno. Este hombre desaseará que todo ser humano crea en el sacrificio para poder verificar su creencia de que ésta es la mejor y/o la única forma de vivir.
La madre enseñó eso a su hijo porque era lo que ella misma aprendió de sus padres. El hijo sigue sus enseñanzas creyendo que no existe otra forma de vivir. No quiere seguir sacrificándose, pero no puede comprender que la vida puede ser más fácil de lo que parece y no advierte que aquellos que no se sacrifican son sus maestros para aprender que su sufrimiento termina cuando se suma a aquellos que disfrutan sin sacrificarse.
Las creencias son las que nos dan un marco para guiar nuestra vida. Es evidente que si esas creencias se oponen a la dicha, no podrás ser feliz.
Podemos saber que algo no anda bien con nuestras creencias toda vez que sufrimos. Si estás sufriendo, ten por seguro que estás defendiendo alguna idea que contradice tu dicha. No podrías sufrir si estuvieras guiándote por pensamientos alineados a la dicha.
El libro “Un Curso de Milagros” dice que cuando nos sentimos mal por algo o por alguien, podemos pedir ver esa situación de otra manera. Lo he probado muchas veces con mucho éxito.
Aceptar que nuestras creencias están equivocadas respecto a la realidad requiere de mucha humildad y mucha entrega. Es un paso solo para valientes y por eso nos resistimos tanto a darlo. Muchas veces preferimos seguir sufriendo antes de aceptar que nuestra inversión de energía en esas creencias sea en vano.
Las hemos sostenido por tanto tiempo, las hemos defendido y hasta hemos peleado para intentar demostrar su veracidad en múltiples ocasiones, que dejar de usarlas nos parece casi una locura. Por eso, solo lo hacemos cuando podemos ver sus nefastos resultados, o sea, después de haberlo pasado mal por mucho tiempo.
Hay creencias más fáciles de cambiar que otras. Las más difíciles de detectar son justamente aquellas que más hemos defendido.
Si quieres mejorar algún aspecto en tu vida tienes que ir a mirar las creencias que están sosteniendo esa condición con mucha apertura y amor a ti mismo. Además, necesitarás mucha comprensión hacia las personas que te las enseñaron. De eso se trata este juego de la vida humana.
Tu vida está a cargo de ti, pero la vida te va mostrando si tienes el marco de creencias adecuado para seguir el rumbo que deseas. Si no tienes el marco correcto no te sentirás bien. Entonces la vida te ayuda señalándote que existe algo que corregir, algo que mejorar, algo que recordar de tu verdadera identidad.
Tu vida no está a cargo de tus creencias porque éstas son my subjetivas. Tu vida está a cargo de la vida misma que te va mostrando cómo vas. Si adviertes que necesitas reconocer algunas creencias limitantes, puedes pedir a la misma vida que te las muestre. Puedes inspirarte por otras personas y sacar conclusiones a tu favor. Luego tendrás que aplicar esas conclusiones a tu vida y ver cómo te funcionan. Si no dan los resultados que esperas, tendrás que seguir buscando hasta dar con ellas.
La vida tiene los ejemplos correctos para ti en alguna parte y por eso puedes confiar en ella. No es difícil encontrar ejemplos. Existe una enorme variedad de formas de ser, formas de pensar y de vivir en la vida. Ella tiene ahora mismo todo lo que necesitas ver. Solo tienes que dejarte ver lo que ella tiene para mostrarte y no dejarte encerrar en tus creencias que pueden estar negando tu dicha.
Tu vida está a cargo de la vida, pero tienes que permitirte el permiso de indagarla. Y no se trata de una búsqueda de ideas. Se trata de comprender que las ideas solo son una parte de ti, que además de tu cuerpo mental tienes un cuerpo espiritual que se maneja muy bien administrando creencias. No tienes que cambiarlas, solo tienes que identificarlas para que dejen de tener poder sobre ti.
Tu consciencia puede mirar tus creencias y en cuestión de segundos decirte si es correcta o no para ti. Además puede llevarte a su nivel más alto para que, la conciencia limpia de toda creencia, se haga cargo de guiarte. La conciencia es la vida. Si experimentas la conciencia, experimentas la vida misma, tal como lo hace un niño.
Poco a poco tendrás que llegar a la creencia madre de todas las creencias que sostenemos como seres humanos, la de creer que somos un cuerpo físico con un alma y te quedarás con la certeza de que eres un alma experimentando la vida física. Allí terminarán todos tus sufrimientos y la vida se hará cargo por completo de ti.
Patricia González

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