viernes, 15 de mayo de 2015

APRENDIENDO A VOLAR......Frank Barrios



E






n la vida, no siempre triunfan los que obtienen las altas calificaciones en las universidades. Una persona así, a la hora de enfrentarse a los hechos, casi siempre antepone su intelecto y se la pasa razonando, antes de tomar decisiones trascendentales que le encumbrarán y le harán volar, alcanzando horizontes insospechados.
   

 Encontramos gente que quizá no tenga un brillante intelecto, pero que no anteponen tanto su intelecto, dejando fluir el sentimiento que al final de cuentas, es el que le ayudará a alcanzar alturas, que no todos en la vida logran saborear.

    La indecisión es la peor consejera que puede tenerse por aliada. En este mundo en el que nos movilizamos, se hace necesario ser audaces y tener valor para emprender nuevos horizontes.

    Al principio, la indecisión hace presa de pánico en el individuo. Le aconseja, que no intente siquiera cosas nuevas porque irá al fracaso. Es muy cierto que una nueva situación, debe ser analizada en todos los aspectos. Pero tampoco debe pasarse toda la vida razonando, porque el éxito es un murmurio que aparece y no se queda por mucho tiempo. Si el abusado lo atrapa en el instante, se convertirá en un triunfador de la vida. Si lo deja escapar, por sus miedos e inseguridades, puede que se lamente por toda su existencia.

    Existe un refrán que reza: “Si las cosas que valen la pena se hicieran fácilmente, cualquiera las haría”. Todo en la vida está sometido a correr un riesgo. Quien no tome la decisión de probar algo nuevo, permanecerá estático viendo pasar de lejos algo que, pudo haberlo encumbrado, pero prefirió no sacar sus alas, por temor a perder la comodidad que ya tenía segura.

    Hay que tener en cuenta que en esta vida nada es seguro. Sólo una cosa sí lo es, la muerte. Y para morir primero hay que estar vivo. No se puede hablar de la vida si no se está vivo. No se puede hablar de la muerte si no se ha muerto. Vida y muerte, son cambio de situaciones que se nos presentan con frecuencia.

    Una semilla sembrada en las entrañas de la tierra, muere para convertirse en un frondoso árbol que da exquisitos frutos. Esto indica que debe haber una transformación, que se lleva a cabo siempre y cuando, se tenga decisión por probar la oportunidad que se nos presenta, en determinados instantes de nuestra vida.
    Todos nacemos con cualidades y limitaciones. Las segundas, hay que conocerlas para saber cuál es nuestro potencial y, a la hora de  llevar a cabo los proyectos, se sepa hasta donde llegan las capacidades. Con astucia, casi siempre, se sale triunfante y esto es algo que se aprecia en la vida práctica.

    El individuo que se atreva a elevar vuelo, puede alcanzar el éxito. Volar es algo que todo ser humano puede hacer. Lo primero que deberá hacer es intentarlo. Si no se ambiciona, cómo vamos a saber si podemos lograrlo. El temor a recibir golpes es el primer obstáculo a vencer. Nadie nace aprendido y con los embates que se reciban, sin son asimilados, se habrá aprendido la lección y se estará apto, para convertirse en un triunfador de la vida.

    Cierto día, una pareja de aves procreó un pajarillo. Con el paso del tiempo, la avecilla sólo se dedicaba a caminar y, no hacia intento alguno por volar. Ante esta situación un día, su padre le dijo: “Hijo mío, Dios te puso unas hermosas y fuertes alas para que no sólo te dediques a caminar. Tienes que hacer como las demás aves, que surcan los espacios, volando y alcanzando grandes distancias en poco tiempo. Pero ya es hora que emprendas el vuelo por los aires”.

    El pajarillo, temblando responde: “Padre mío, pero si yo no sé volar. Nunca lo he hecho y en el intento hasta puedo perder la vida”.

    El padre tomó del ala al hijo, lo llevó a lo alto de una montaña y le dijo: “Ves esa inmensidad de espacio que divisas con tus ojos. Cuando quieras vencerla, sólo deberás tomar aire y saltar al abismo. En ese momento, abre tus alas y piensa que puedes volar”.

    Vuelve el pajarillo a decir: “Padre, pero si llego a caerme, es bastante la altura y me voy a matar”

    Y como todo padre amoroso le dijo a su hijo: “No morirás, hijo mío. Sólo te llevarás algunos golpes que te harán madurar y en base a ello, aprenderás la técnica de cómo manejar tus alas que son fuertes. Los golpes que recibas te fortalecerán y si lo sigues intentando, te convertirás en amo y señor de los aires”.

    Regresaron al pueblo y el pajarillo, de inmediato, fue a comentarle a sus amigos lo que su padre le había pedido que hiciera.

    Los de mente pequeña le dijeron: “Estás loco, ni lo intentes porque no necesitas volar. ¿Qué vas a buscar por los aires? Aquí estás cómodo con nosotros. Ese viejo de tu padre está loco. No sea que en una de esas de mates y, ya no sigas disfrutando de la vida que es muy hermosa”.

    Los de mente más lucida, temerosos le aconsejaron: “Tirarte desde la cima puede ser peligroso. Quien sabe si resulte. Mejor, primero inténtalo desde una escalera o la copa de los árboles”.

    El pajarillo siguió este segundo consejo. Se subió a la copa de un árbol. Armándose de valor, cerró sus ojos, se aventó y con fuerza comenzó a aletear. El resultado fue un buen chichón que se le formó en su frente.

    Avergonzado por lo que había pasado frente a sus amigos, fue a buscar a su padre y furioso le recriminó: “Me haz engañado papá. Ya lo intenté y mira lo que sucedió. Ni volé y sólo hice el ridículo ante mis amigos. No soy como tú. Tienes alas fuertes mientras que las mías son sólo de adorno.”

    “Hijo mío”, dijo el padre. “Para volar, hay que crear el espacio de aire suficiente para que las alas se desplieguen. Es como cuando alguien se lanza al aire con un paracaídas. Debe hacerlo desde determinada altura. Para aprender a volar debes correr riesgos. Una vez que lo logres, lo demás será fácil. O si lo prefieres, continúa caminando como lo hacen los demás, que ni quieren intentarlo y prefieren seguir haciendo las mismas cosas durante toda su vida”.

Ahora  toma esta  afirmacion para  ti...
“ Mi Alma es Esencia Divina. Mi humanidad se abandona en ella, sabiendose parte de Todo lo Que Es. Nada temo y sin preocupación,  solo me dejo fluir en las Aguas y mecer en los Vientos.  Mi Esencia Divina dispone todo en mi camino para mi Mayor Bien.”
     

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