El dolor
existe, tanto el físico como el emocional. No me referiré en
ningún momento al dolor físico. El dolor emocional, se debe íntegramente a la
no aceptación de la realidad. El sufrimiento, por el contrario, no tiene
existencia, no es real: es exclusivamente mental, imaginario.
Si damos un
golpe con un martillo en los dedos a varias personas, todas van a sentir el
dolor, pero la interpretación de ese dolor, que es lo que llamaríamos
sufrimiento, es distinta para cada persona. Y hablamos del mismo hecho.
Ante la muerte
del padre en una familia, el dolor ante esa pérdida puede llegar a ser igual
para todos los miembros, pero el sufrimiento va a ser de distinta intensidad y
duración para cada uno de ellos. Y hablamos del mismo hecho.
El
sufrimiento, y esto hay que tenerlo muy claro, es la interpretación que cada
uno hace del dolor, y es lo que cada uno hace con ese dolor.
Es la reacción
casi lógica a la no aceptación de lo que sucede, y hasta cierto punto, desde el
hecho de que somos sensibles y humanos, es comprensible; lo que no es lógico es
la persistencia en el dolor alargándolo innecesariamente.
No nos afectan mal la
alegría o las cosas buenas, porque nonos oponemos a ellas, porque sí las
aceptamos; en cambio, las cosas desagradables, las que no queremos aceptar, nos
oponemos a ellas, y eso es lo que produce el dolor.
Mi propuesta
es sentir el dolor, cualquiera que sea, en toda su intensidad, hasta su
extinción natural, porque no puede ser eterno. Además, no se debe alargar
artificialmente a base de engancharse a él, y repetirlo, ni regodearse en el
dolor y apegarse a él.
No es bueno negarlo, ni insistir en
auto-convencerse de que no nos afecta, porque sí nos afecta; en mayor o menor
medida afecta, gracias a Dios, porque es bueno que uno tenga sentimientos.
Pero mi propuesta
también es deshacerse lo antes posible del sufrimiento.
Hay quien piensa que
esto no es de personas, que esto es no tener la caridad cristiana de sufrir como
sufrió Jesucristo, que esto demuestra falta de humanidad, o insensibilidad… No
es cierto: esto demuestra auto-respeto, cordura, comprensión real de la
situación, coraje para no engancharse al lamento, y reconocimiento dela
responsabilidad que uno tiene sobre sí mismo.
Personalmente,
prefiero sentir dolor, y sufrir un poco, antes que permanecer inafectado e
impasible ante el padecimiento de los demás, o ante mis propias decepciones y
fiascos, pero me niego a sufrir más allá de lo imprescindible.
Cuando nos
sucede algo que calificamos como desgraciado, trágico, o muy duro, es correcto
que sintamos dolor.
Ese primer
impacto del dolor, que nos puede afectar grandemente, es lo habitual y lo
correcto. No soporto cuando alguien está manifestando su dolor con el llanto y
otro alguien se le acerca y le dice: “no llores…”; yo le digo, o pienso en
decirle: “llora… llora todo lo que te apetezca, no te reprimas, no te guardes
nada de tu rabia o tu dolor; maldice, protesta, golpea al aire o a una
almohada; grita, blasfema, no te calmes antes de tiempo, permite que se manifieste,
íntegramente y sin censura, todo tu dolor”.
Para deshacernos del dolor tenemos
que dejarle que se exprese hasta el final, sin aplacarlo ni negarlo,
aceptándolo; pero una vez que se ha expresado, hay que dejarlo ir convencerse
de que no nos afecta, porque sí nos afecta; en mayor o menor medida afecta,
gracias a Dios, porque es bueno que uno tenga sentimientos.
Pero mi propuesta
también es deshacerse lo antes posible del sufrimiento. Hay quien piensa que
esto no es de personas, que esto es no tener la caridad cristiana de sufrir como
sufrió Jesucristo, que esto demuestra falta de humanidad, o insensibilidad… No
es cierto: esto demuestra auto-respeto, cordura, comprensión real de la
situación, coraje para no engancharse al lamento, y reconocimiento dela
responsabilidad que uno tiene sobre sí mismo.
Personalmente, prefiero sentir
dolor, y sufrir un poco, antes que permanecer inafectado e impasible ante el
padecimiento de los demás, o ante mis propias decepciones y fiascos, pero me
niego a sufrir más allá de lo imprescindible.
Cuando nos sucede algo que
calificamos como desgraciado, trágico, o muy duro, es correcto que sintamos
dolor. Ese primer impacto del dolor, que nos puede afectar grandemente, es lo
habitual y lo correcto.
No soporto cuando alguien está manifestando su dolor
con el llanto y otro alguien se le acerca y le dice: “no llores…”; yo le digo,
o pienso en decirle: “llora… llora todo lo que te apetezca, no te reprimas, no
te guardes nada de tu rabia o tu dolor; maldice, protesta, golpea al aire o a
una almohada; grita, blasfema, no te calmes antes de tiempo, permite que se manifieste,
íntegramente y sin censura, todo tu dolor”.
Para deshacernos del dolor tenemos
que dejarle que se exprese hasta el final, sin aplacarlo ni negarlo,
aceptándolo; pero una vez que se ha expresado, hay que dejarlo ir, sin pretender
sujetarlo, sin permitir que nuestra conciencia se oponga a esta acción de
dilución, que es la adecuada
Todo dolor
lleva una lección implícita. Ese daño nunca es gratuito. Sólo el contactar
profundamente con tu dolor te permitirá ver tu enseñanza. Y una de las
enseñanzas para todos, además de la personalizada, es que la búsqueda de la
alegría, y la felicidad y el bienestar, es más importante que satisfacer a lo
que pida dentro de nosotros más sufrimiento.
No aceptar la realidad, que es el
origen del sufrimiento, puede deberse al hecho de aferrarse, como un masoquista
imprudente, a la razón que para uno es válida de por qué hay que seguir en la
imprudencia de sufrir más y más.
El que una razón sea válida para uno no quiere
decir que sea buena ni adecuada, por tanto conviene revisar por qué uno se
empeña en prolongar ese estado. Y no hacerlo es señal de una crueldad
intolerable para con uno mismo.
Estos son algunos de los síntomas asociados al
sufrimiento:
Aflicción, auto-castigo, miedo, angustia, pesadumbre moral, inquietud,
estancamiento, tristeza, sensaciones molestas, pena, congoja, depresión…
¿De
verdad crees que todo esto es necesario?,
¿De verdad quieres todo esto para
ti?,
¿Por qué?
Un ejemplo de razonamiento justificativo bastante habitual es: “Mi
vida no es como yo quisiera”.
Mi pregunta es:
¿Y crees que sufriendo va a
cambiar?,
¿No es mejor desapegarte del sufrimiento y encauzar toda tu energía
hacia el logro de la vida que sí quieres? “Mi pareja no me ama”
¿Y piensas que
sufriendo te va a amar más?,
¿Quieres amor o quieres lástima? Porque si te sobrepones
al dolor y te conviertes en una persona valiosa, optimista, viva, serás más
atractiva a los ojos del mundo entero.
Dice el diccionario que el
sufrir es recibir con resignación un daño moral o físico
… ¿Con resignación?,
¿Por
qué?,
¿Por qué hay que resignarse?,
¿Por qué hay que conformarse con las
adversidades?,
¿Para qué sirve? Dice que sufrir es resistir
… ¿Para qué resistir?,
¿Qué sentido tiene resistir el daño cuando uno puede deshacerse de él?
Dice que
es aguantar, tolerar,
soportar
… ¿Y con esto qué se
resuelve?,
¿Esto es necesario o es masoquismo?,
¿Realmente es imprescindible?,
¿Qué consideraciones mínimamente racionales avalan esta idea?
Pregúntate:
¿A
quién le beneficia tu sufrimiento?
A nadie.
¿Sirve para algo bueno? No. Entonces…
¿para qué seguir sufriendo, si ya sabes que todo lo que te aporta es negativo?
El
sufrimiento se puede deshacer con la razón, con la lógica, y con la convicción
de que lo mejor que uno puede hacer ante el sufrimiento es preservarse,
inmunizarse, por amor propio, por respeto a uno mismo, y porque es mejor
sentirse bien que mantenerse en la prolongación redundante.
Los actos
recomendables para relacionarse con el dolor y el sufrimiento son:
1 - Acepta todas las
realidades o situaciones, aunque no sean de tu agrado.
2 - No pierdas el tiempo
en sufrir.
3 - Serenidad y
resolución.
4 – Admite esto: que
sufras no es voluntad de Dios, ni esculpa del karma, ni se viene al mundo a
sufrir, ni la vida es “un valle de lágrimas”
5 – Si hay
dolor en tu vida y es inevitable, acéptalo. Pero no sufras
.6 – Valora que es más
importante preservarte que caer en sus garras.
7 – Este
sufrimiento que ahora aparenta ser grande, algún día te parecerá pequeño, y te
reprocharás que te haya afectado tanto.
8 – Cuando
sufras, obsérvate en el sufrimiento. Te darás cuenta de que tú y el que sufre sois
distintos.
9 – Actitud
y pensamientos positivos.
10 - Elige
dejar de sufrir. Decide que ya has sufrido bastante y “baja de la cruz”.
RESUMIENDO:
Esto está muy claro para quien lo quiera ver. El dolor existe, tanto el físico
como el emocional El sufrimiento, por el contrario, no tiene existencia, no es
real, es exclusivamente mental, imaginario, y se puede alargar innecesariamente
todo lo que se quiera.
Hasta que uno decida terminar con él. Porque este es un
asunto que sólo uno mismo puede resolver. No pierdas la vida en sufrir. Sufrir
nunca está justificado. Y no hay que darle más vueltas
COP DE LA WEB.
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