martes, 8 de marzo de 2016

Familia Toxica: Todos Mienten.








Vivimos en estados de toxicidad emocional, esto crea un aletargamiento de la consciencia de uno mismo y te provoca que te alejes del ideal, o la forma natural de existencia, equilibrada y armónica. Si niegas la toxicidad te niegas a ti mismo ya que no es un problema de ego, sino un problema de negación de la realidad, nadie en absoluto es completamente feliz, y lidia mejor o peor con el contagio toxico emocional que generan quien supuestamente más te quieren. Tras largo tiempo investigando y persiguiendo por qué tus seres queridos pueden ser tu condena, tu penitencia y tus verdugos, me he dado cuenta que la familia feliz no existe, y que en realidad quien afirma vivir en plena armonía con sus consanguíneos es básicamente porque miente o porque miente y está sometido a esta jerarquía.

En el largo tiempo en el que llevo tratando de explicarme, porque alguien que te quiere te hace llorar, me encontrado con todo tipo de familias, he tratado de formar patrones, ver quien formaba el epicentro y quien eran los satélites, quien se retroalimentaba de otros y quien era realmente la víctima. En escasas ocasiones vi un patriarcado, por lo general la Madre es quien mueve los hilos, aun incluso en esas familias en las que el Padre parece ser el núcleo central. Jamás he conocido una familia feliz, jamás vi ese prototipo ideal de familia en el que todos sus integrantes se respetan, se aceptan y se ayudan, por lo que a mí y mi experiencia respectan, no existe.


Todas las relaciones que iniciamos a lo largo de nuestra vida tienen un propósito que no es evidente ni mucho menos, ya que venimos a ciegas a este mundo y amoldamos nuestra educación y nuestra personalidad de forma instintiva, y sobre todo de forma ambiental, según el ambiente en el que te críes así serás, pero incluso esto no es un patrón fijo, porque todas las relaciones posteriores trataran de amoldarte y someterte, es así y negarlo es inútil. Los amigos te amoldan y te adaptas a un grupo, ya que sentimos la necesidad imperiosa de ser aceptados, posteriormente las parejas te cincelan a su modo de ver, por lo general, nos enamoramos y tratamos de doblegar la personalidad del otro para adaptarla a la nuestra, es esa perpetua forma de darse cabezazos contra la pared llamada matrimonio. En este caso tengo que admitir que si se puede encontrar la pareja adecuada (llamarla perfecta sería demasiado rizar el rizo), alguien que simplemente te acepta tal cual eres y no trata de cambiarte o amoldarte a ningún ideal, conveniencia, comodidad, o cualquier otro patrón que el otro desee programar en nosotros, para hacer compatible la relación, con lo cual entran otras conveniencias que nada tienen que ver con el amor, que es lo que en un principio persigue la unión de dos personas.

De ahí que cumplir ciertos programas, presionen de tal modo que inicien la búsqueda ilusoria de la “media naranja” “ el príncipe azul” o la más inservible de todas “el alma gemela”, lo que convierte todas las relaciones en un juego de prueba/error en el que no se persigue conocer, aceptar y finalmente amar a alguien, se persigue un modelo que no existe y que jamás se encontrara, lo que esta ceguera propicia es que se rechace a todo aquel que no encaja en el patrón, un error de graves e irreparables consecuencias, porque es una negación a vivir lo que al final se produce.

Tras esto, y si al final se encuentra pareja, la fundación de la familia suele partir de varios factores, que si están alejados del amor como método, serán por defecto toxicas. No es muy difícil encontrar parejas que creen que teniendo hijos taparan ese gran agujero que es el desamor, teniendo en cuenta que no existe el desamor, sino que nunca hubo amor, y en realidad, solo fuimos una hoja empujada por el viento de lo que se espera de nosotros. Nos dejamos llevar empujados por las expectativas de otros, hasta que despertamos en algún momento en una relación vacía y en pleno rigor mortis. Si en este caso cometiste el error de tener hijos estas creando un trauma en tu progenie ya que una familia en la que no hay amor, aceptación y comprensión, es la antifamilia, y tus hijos absorberán ese vacío, suele ocurrir a menudo que estos niños aprende que el amor se compra, aceptando regalos que ambos cónyuges otorgan como moneda de cambio, creando una relación basada en el chantaje. Los niños no son tontos, y en el mejor de los casos, trataran de evitar repetir tu error, pero por lo general en las familias vacías, solo existen egoísmos, chantajes emocionales, victimismo y falsas apariencias, así que si no hubo una muestra de verdadero amor, vivirán siempre en una constante confusión de sentimientos. Esto por supuesto, es una generalidad, ya que abarcar todos los modelos requerirían un tomo enciclopédico, pero sirva como muestra. 

Finalmente me he encontrado con cientos y cientos de familias, me ha interesado siempre ver y escuchar, formarme una idea de los roles que cada uno de los integrantes juegan, y por supuesto de cara al exterior, todas y cada una de ellas eran familias idílicas, felices, comprensivas y amorosas, que cumplían el prototipo de familia casi utópica, pero que simplemente escondían sus cicatrices. Nadie quiere reconocer que viven en un cáncer familiar e incluso aquellos que dicen haber llevado una infancia feliz, con una buena relación con sus hermanos y primos, es que simplemente enmascara la verdad, y prefieren omitir los malos ratos, es lo que comúnmente se conoce como memoria selectiva. Es una forma simple de auto engaño, ya que es mejor no ver para no sufrir, y en esto está fundamentado casi el 100% de las familias.

Existe un programa que está inserto desde hace generaciones en tu árbol genealógico que dicta que lo primero es la sangre, y todo el daño que te hace la sangre, hay que tragarlo. Todas las generaciones anteriores a la mía, entendieron que la unidad y el buen clima de la familia se sustentaba en la capacidad para tragar sin rechistar, toda esa toxicidad emocional, que años más tarde acaba aflorando en forma de enfermedades y patologías de diversa índole. Callar y aguantar es sinónimo de enfermedad, y no soy yo quien lo dice, está demostrado. Pero seguir insistiendo en que todo está bien y el sol brilla, a la larga puede acabar aflorando del modo menos esperado.

Ahora tienes hijos, y si no has puesto pies en polvorosa y tu autoengaño a provocado que tu familia feliz solo sea una creencia errónea y sin argumentos, tus hijos estarán condenados a repetir los mismos patrones de chantaje, victimismo y egoísmo. Es lo que estoy estudiando ahora, los niños que son criados en ambientes tóxicos, comienzan a reproducir el modelo que tú has acabado reproduciendo de tu Padre/Madre, si no tomamos conciencia de nuestra propia toxicidad y tratamos de sanarla, acabaremos manchando a nuestros propios hijos con esa falsa forma de entender las relaciones amor entre los miembros del núcleo.

Podrás tener depresión, podrás tener ataques de pánico, ansiedad, trastornos compulsivos, pero ninguna de esas causas serán reconocidas como una acumulación de tóxicos emocionales en tu organismo causados por tu propia familia.

Todos son felices, todos mienten.

Cop. de COSECHA DE ALMAS...

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