Lo primero que tenemos que descubrir es que nuestra mente está des-atenta a la acción de las cosas sobre ella. No alcanza a percibir el estímulo que ya rápidamente actúa, de manera automática. Es como comenzar a hablar antes de que otra persona termine de decirnos algo.
Cuando la mente no ensancha el espacio entre estímulo y respuesta y se guía por una conducta condicionada, estamos en problemas.
Asimismo, como hemos ido creando una espiral de reacciones, desarmarla es todo un desafío, para lo cual debemos ser pacientes y muy laboriosos.
Pensemos en una persona que discute con sus hijos a la mañana antes de salir para su trabajo. Cuando luego maneja su auto, está tenso y crispado por la situación inicial y cualquier mínima maniobra de otro conductor lo lleva a reaccionar con más agresión, hasta que llega al trabajo definitivamente cargado, contaminado de emociones negativas y dispuesto a echar a perder su día si alguna otra situación estresante se le presenta.
Esto es sufrimiento mental: reactividad tras reactividad, nos vamos hundiendo en una espiral profunda de sufrimiento innecesario. Así andamos por la vida.
El control del estrés
La atención plena considera clave, frente a una situación estresora:
1 - Aprender a tener una percepción distinta de lo que se está viviendo.Mirar con curiosidad, “entrar” en el estresor es el gran desafío. Normalmente sólo escapamos o luchamos contra él. Para ello debemos tener la gran intención de querer transformar nuestro estado de estrés. No alcanzan medias tintas. Cuanto más estrés, más intención de observar y aprender del impacto que nos produce.
2 - Una vez que aparece el estrés y lo observo, estar consciente de lo que produce en mi cuerpo y en mi mente: calor, inestabilidad, pensamientos de temor, ansiedad o fastidio…observar la estética del fenómeno en mí de manera holística es clave.
3 - No intentar cambiar lo que me pasa en ese momento. Sea lo que sea que ha surgido en mí, intento “transitarlo”, vivirlo con la mente atenta sin reaccionar abruptamente.
4 - Realizar algunas respiraciones profundas y conscientes puede ser de gran ayuda, puesto que activa la respuesta de relajación, desacelerando la reactividad emocional.
5 - Crear un pensamiento que calme del tipo: “esto es momentáneo, esto es cambiante, no permanente”, suele ayudar muchísimo también, ya que solemos tener una visión de túnel oscuro cuando nos sentimos mal.
6- Tomar registros posteriores a la situación de estrés y reflexionar sobre “mi modo de hacer las cosas” es clave. ¿Soy de enojarme, entristecerme, colapsar, cuando vivo situaciones de este tipo?
Para tener en cuenta
En cuanto al estrés crónico, la ciencia dice que es saludable tomar las siguientes medidas:
- Ejercicio físico constante, 2 o 3 veces por semana no menos de una hora.
- Alimentación saludable, evitando el exceso y las frituras, gaseosas y grasas.
- El tiempo de ocio creativo, en lo posible no sólo el fin de semana.
- Meditar, aunque sea durante 15 minutos diarios.
- La reunión con grupos saludables, con personas queridas que refuerzan nuestra sensación de pertenencia.El estrés es parte de nuestra existencia como seres vivos. Es inevitable, pero en la medida que desarrollemos herramientas como las mencionadas para afrontarlo, podremos disfrutar con más plenitud de cada momento y convertir en desafío los obstáculos que se nos presentan.
Martín Reynoso
Psicólogo y Coordinador de Mindfulness /
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