sábado, 16 de enero de 2016

EL PODER DE LA ORACION..



Dios / El Creador es el amor que sostiene el Universo, el océano de vida y poder que penetra la creación entera. A través de métodos científicos de oración, podemos sintonizarnos conscientemente con su poder infinito, curar el cuerpo, la mente y el alma. Los métodos y principios descritos a continuación pueden ser utilizados por quien lo necesite, no importa cual sea su religión, pues se basan en la plicación de leyes universales y no en dogmas o creencias.


El Maravilloso Poder de la Oración

Los escépticos consideran a la oración como una práctica incierta e ineficaz, mediante la cual quienes la utilizan imaginan que van a materializar sus deseos. Las personas a menudo recurren a la oración sólo cuando se encuentran en serias dificultades y todas las demás alternativas han fracasado. Sin embargo, la verdadera oración posee validez científica, pues se basa en leyes precisas que gobiernan toda la creación, y constituye una necesidad cotidiana para quien aspira a vivir en forma armoniosa. Nuestros cuerpos físicos y el mundo material en el que vivimos son condensaciones de estructuras invisibles de energía. 


Dicha energía, a su vez, es una expresión de estructuras más sutiles de pensamiento – la vibración más sutil de la creación-, el cual gobierna todas las manifestaciones de la energía y materia. Dios originó la creación entera, mediante el uso consciente de su voluntad, condensando sus ideas, primeramente en imágenes de luz y de energía, y luego en las vibraciones más densas de la materia.
En nuestra condición de seres humanos, hechos a la imagen de Dios, nos diferenciamos de las formas inferiores de vida de la creación por que poseemos la facultad de usar estos mismos poderes divinos de pensamiento y de energía. 


Son los pensamiento que habitualmente albergamos – pensamientos que constituyen el origen de nuestras acciones – los que crean las circunstancias de nuestras vidas. 


La oración cientifica se basa en la comprensión de esta verdad, y en la plicación de las fuerzas universales de la creación. Dicha oración establece una sintonía con los modelos de perfección, salud y armonía concebidos por Dios, y utiliza luego el poder de la voluntad para canalizar la energía que ayudará a materializar estos modelos ideales.


La oración es la ciencia mediante la cual nos es posible sintonizar la mente y voluntad humana con la conciencia y voluntad divina. A través de la plegaria, establecemos una relación de amor e intimidad con Dios, y es en esta forma como atraemos infaliblemente su respuesta.


Cuando una persona logra alinear su voluntad con la voluntad de Dios porque ha alcanzado el completo dominio de sí mismo, ha realizado su identidad con el Espíritu Omnipresente. Puede transmitir el poder divino que curará instantaneamente el cuerpo, la mente y el alma. Y aunque parezcan milagrosas tales curaciones divinas, son en realidad, el resultado natural de la aplicación científica de las leyes universales que rigen la creación.
Cómo realizar la oración

La práctica de la oración se la realiza diariamente siguiendo los fundamentos de la oración científica: el pensamiento y la energía.

1. Primeramente uno realiza una oración inicial de conección con lo Divino, con el Creador, con el Padre Celestial.

2. Seguidamente una lectura inspiracional para elevar la sintonía vibratoria.

3. Luego uno se visualiza a si mismo o a la persona que quisiera enviarle la sanación (física, mental y/o espiritual) cubierto con la luz y la vibración sagrada, perfectas y en sintonía con el poder divino, luego uno se inunda de energía curativa o se le envía a la persona a la persona necesitada.

4. Luego continúa con una meditación con enfoque en la presencia transformadora de Dios Omnipresente

Concentrar la atención en el entrecejo, visualizar la luz vibratoria de Dios Omnipresente. Sentir que la Omnipotente Conciencia Divina está cubriendonos con los rayos de vibraciones transformadoras, a través del ojo espiritual, a quienes han solicitado oraciones. Es posible que se experimente un sentimiento de paz y una sensación de hormigueo o de tracción en el entrecejo. En todo caso, debe tenerse la certeza absoluta de que el poder transformador de Dios está operando sobre nuestras vidas o soble la vida de quien estamos orando.

5. Después uno puede repetir una afirmación.
Claves para tener éxito en la oración

Cuando nos iniciamos en la práctica de la oración vienen los cuestionamientos si lo estamos haciendo de la forma correcta, aquí les proporciono algunos puntos que deben tomarse en cuenta para garantizar el éxito en el ejercicio.

1. Pedir primeramente ser receptivo a la gracia divina de la oración. A través de la oración podemos recibir ayuda física, mental y espiritual directamente del Creador. Esta es la base y el propósito de toda oración. En efecto las bendiciones de Dios se encuentran siempre presentes, mas a menudo carecemos de la capacidad de recibirlas; la oración aumenta nuestra receptividad

2. Visualizar el inmenso poder curativo de Dios. Cuando practicamos afirmaciones para curarnos o sanar a otros, debemos visualizar el inmenso poder curativo de Dios como una luz blanca que envuelve nuestro cuerpo o el de la persona por quien nos encontramos orando, imaginando que esa luz está disipando toda imperfección o enfermedad. Cada pensamiento alentador que concebimos, cada oración que pronunciamos, y cada noble acción que realizamos están impregnadas por el poder de Dios. Podemos manifestar dicho poder en grado cada vez mayor, a medida que fortalecemos nuestra fe y nuestro amor a Dios se torna más profundo.

3. La concentración. El éxito en la oración depende en gran medida de la capacidad para concentrarse, es decir, de la capacidad para liberar la mente de toda distracción y enfocarla totalmente en aquello que se desee. Los rayos dispersos del sol pueden concentrarse por medio de una lente de aumento para generar calor de brasadora intensidad. De la mima manera, la energía sutíl pero poderosa –latente en los pensamientos, sentimientos y palabras- puede concentrarse en una potente oración, mediante un método específico de concentración. Por medio de la concentración, nos es dado tener acceso a inmensas reservas de poder mental, energía que puede usarsse para alcanzar cualquier objetivo externo, o para experimentar interiormente nuestro inmutable vínculo con Dios.

4. La impotancia de la meditación. La meditación científica para la oración es el uso de la concetración para conocer a Dios, antes de orar es beneficioso meditar, para tomar conciencia de que estamos hechos a “imagen de Dios. Así pues estableces primeramente tu identidad con Dios a través de la meditación; luego elevas tu petición al Creador, a tu Padre Celestial, con la dulce confianza de saber que será concedida.

5. El Poder de la Voluntad. El poder de la voluntad constituye un elemento esencial de la oración. “La constante, serena y dinámica aplicación de la voluntad sacude las fuerzas de la creación e induce una respuesta del Infinito”. Cuando persistes en tu intento, sin aceptar jamás el fracaso, obtienes el objeto por el cual luchas. Cuando ejerces tu voluntad en forma constante, tanto a través de tus pensamientos como de tus acciones, aquello que deseas tendrá que materializarse. Incluso si no existiese objeto alguno en el mundo como el que anhelas, si persistes en tu empeño, el resultado que persigues se manifestará en alguna forma. Este tipo de actitud atrae la respuesta de Dios, ya que semejante voluntad proviene de Él; una voluntad constante es una voluntad divina.”
En la oración, es necesario distinguir entre la actitud pasiva que consiste en creer que Dios hará todo y el extremo opuesto en que olvidamos totalmente nuestra relación filial con Él.

6. La devoción es el amor a Dios. La oración más eficaz es aquella que está saturada de devoción. La devoción – amor a Dios – es la atracción magnética del corazón que Él no puede resistir.
El orar mecánicamente, sin atención ni sentimiento, es como ofrecer distraídamente flores marchitas al Creador. ¡Es poco probable que semejante ofrenda obtenga una respuesta! Mas si oramos una y otra vez a Dios con devoción, concentración y fuerza de voluntad, sabremos, sin la menor duda, que nuestras oraciones son escuchadas y respondidas por el Divino Ser cuyo poder y solícito cuidado para con nosotros es asoluto e inconmensurable.

DE LA WEB..

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