Por Francesca Varda
Pocas figuras en la historia latinoamericana ocupan un lugar tan reconocido como Simón Bolívar. Libertador, revolucionario y sagaz intelectual, Bolívar nació en Caracas el 24 de julio de 1783 en una familia aristocrática. Su padre, un hombre mucho mayor que su madre, murió cuando él tenía solo 3 años y su madre, afectada por tuberculosis, sólo unos pocos años después. Huérfano desde los nueve, sus familiares lo criaron hasta que en 1801 partió a España para completar sus estudios.
En Europa, Bolívar se comenzó a desenvolver con familias bien establecidas de la sociedad y conoció a María Teresa Rodríguez del Toro y Alaiza, la hija de un noble español, con quien se casó y regresó a Caracas. La felicidad, sin embargo, le duró poco. A los pocos meses María Teresa contrajo lo que hoy se conoce como fiebre amarilla y murió.
Devastado por la perdida de su esposa, en 1804 regresó a Paris.
En Europa, Bolívar entró en contacto con Simón Rodríguez, un hombre quien había sido su tutor de joven y junto a él conoció el trabajo de grandes pensadores como Voltaire, Rousseau, Locke y Montesquieu quien profundamente transformaron su manera de pensar y le permitieron desarrollar la idea de que Hispanoamérica debería liberarse. Viajando por Italia junto con Rodríguez, Bolívar juró en el Monte Sacro conseguir la independencia de Venezuela y en 1807 regresó a su país.
Para el 1810 Bolívar ya había entrado en contacto con las fuerzas independentistas y ese mismo año se logró expulsar al gobernador español de Venezuela. En busca de apoyo externo, a Bolívar le encomendaron la tarea de viajar a Londres a recaudar fondos, armas y apoyo.
No fue muy exitoso en el viaje pero sí logró convencer a Francisco de Miranda, quien ya en 1806 había intentado liberar el país, a regresar y apoyar la causa. Para 1811 el Congreso ya había declarado la independencia provisional de Venezuela.
La transición, sin embargo, no fue fácil. En conjunto con los llaneros venezolanos, las fuerzas españolas derrotaron a las fuerzas de Miranda pero Bolívar logró escapar a Nueva Granada y regresó en 1813 para liderar una serie de victorias que terminaron por concederle el título de El Libertador.
En 1814, Bolívar fue nuevamente derrotado por las fuerzas de José Tomás Boves y huyó a Jamaica. En exilio, concibió lo que muchos atribuyen como uno de sus más importantes escritos: La Carta de Jamaica.
En el documento Bolívar hace referencia a la lucha independentista y establece que “no se debe adoptar el mejor sistema de gobierno sino el que tenga mayores probabilidades de ser exitoso”, proponiendo el sistema de las repúblicas constitucionales al estilo del Reino Unido como idóneo para la región, y entre otros, destacando que se debería contar con un presidente vitalicio.
En 1819 Bolívar armó el plan que cambiaría por siempre la historia y emprendió un ataque impensable sobre Nueva Granada.
Con un grupo de 2500 hombres (un gran número de los cuales perecieron en la ruta) cruzó los inhóspitos Andes y sorprendió a los españoles que nunca se imaginaron que pudiera concebir usar esa ruta.
Sin previa alerta, se libró la famosa Batalla de Boyacá, y los realistas se rindieron unos días después permitiendo que Bolívar entrara triunfal a Bogotá. Unos meses después se fundaba la República de Colombia aún cuando todavía quedaban Quito, Panamá y las áreas mas pobladas de Venezuela, incluyendo Caracas por liberar. Gracias en gran parte a la Revuelta de Cádiz de 1820, la cual desestabilizó aún más a los realistas, en 1821 la Batalla de Carabobo permitió liberar ya definitivamente a Caracas.
En el Congreso de Cucuta, a Bolívar se le concedió el titulo de Presidente de la Gran Colombia la cual incluía Nueva Granada, Venezuela y Quito (que aún no estaba liberada) pero que poco después, gracias al apoyo de Antonio José de Sucre, lo estaría. En Quito también conoció a Manuela Sáenz, quien a pesar de nunca convertirse en su esposa, fue su gran amor.
Con este extraordinario legado de victorias, Bolívar se convirtió en el hombre más importante de la región- el Gran Libertador. No se sabe bien que sucedió durante las famosas reuniones secretas de 1822 en Guayaquil entre Bolívar y San Martin, pero poco después San Martin renunció a su cargo en Perú- el cual ya había proclamado independiente en 1821- y se retiró a Europa.
Con ese desenlace Bolívar comenzó a preparar la ofensiva final en contra del Virreinato del Perú. En 1824 se llevó a cabo la famosa Batalla de Junín, y para fines de ese año, el Mariscal Sucre derrotó a las fuerzas realistas del Virrey La Serna en la Batalla de Ayacucho.
El ultimo bastión realista que quedaba era el Alto Perú, pero para 1825, Sucre lo logró conquistar y el territorio adquirió el nombre de Bolivia en honor a su Libertador.
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