El amor es la energía que lo sostiene todo. El miedo, que es lo opuesto al amor, es la energía que separa, genera conflictos y dolor.
Hace algunos años atrás, mientras regresaba a casa, observé a un padre paseando con sus hijos en una bicicleta familiar. Al ver la dicha de este padre y la dicha de los niños, me di cuenta de que el amor se manifiesta en esos simples pero trascendentales actos.
En un día existen muchos pequeños momentos donde el amor se expresa. Al mismo tiempo existen muchos momentos en que la falta de amor también es expresada. No somos tan conscientes de estos momentos y mucho menos de sus consecuencias.
Mientras observaba la escena, algo hizo clic dentro de mí. Me di cuenta de las opuestas consecuencias que se generan al sembrar una u otra cosa.
Un padre agobiado por sus problemas o que se encuentre molesto con sus hijos, no tendrá motivación ni ganas de divertirse y disfrutar con ellos. No tendrá ni siquiera la posibilidad de imaginar algo entretenido. Para que un ser humano quiera disponerse a divertirse, tendrá que tener cierta paz, cierto sosiego interior.
Luego pensé en el momento en que ellos regresaban a casa, vi sus rostros sonrientes, sus espíritus animados y estimulados para realizar otras cosas. Contrasté eso con otra familia cualquiera, que en ese mismo instante podría estar en casa discutiendo por algo y observé la gran diferencia en la calidad de la energía. Los rostros denotaban desaliento, molestia y hasta miedo. Esa familia dejaba de comunicarse y cada cual se encerraba en su habitación a rumiar el mal momento.
Comprendí que la expresión de la paz engendra más paz y alegría. Que la expresión de la preocupación o el enojo generan una contracción de la energía vital que anula el empuje e impide la creatividad. La paz crea y todo lo que contradice a la paz solo crea estancamiento y dificultades. Todo tipo de problemas genera miedo.
Por eso se dice que el amor es expansión y el miedo es contracción. El amor es luz y el miedo oscuridad. El amor comparte naturalmente y el miedo hace que nos aislemos. El amor es creativo y el miedo paraliza. El amor da respuestas a los desafíos y el miedo genera más y más problemas.
La cadena de miedo puede llegar a crear una gran sucesión de problemas creando aun más miedo. El miedo en su máxima expresión genera muerte. Si toda la humanidad estuviera feliz habría muchos avances en todas las áreas de la existencia. Si toda la humanidad estuviera en miedo, la vida no podría existir, estaría todo seco, nadie tendría energías para regar sus flores, nadie tendría energía para ir a trabajar, nada podría existir sin la presencia del amor.
El amor sostiene la vida, crea avance, expansión y evolución. Sin amor todo estaría sin vida, nada podría sostenerse.
El amor está presente mayoritariamente en nuestra existencia y por eso es que estamos vivos. Es verdad que aún nos falta amar mas, pero no podemos desconocer que el amor ha sido suficiente para que exista todo lo que existe.
¿Puedes imaginar la importancia que tiene amar y expresar amor?
Para poder hacer eso, tienes que amarte primero. Dejamos de amarnos cuando hemos experimentado muchos momentos con falta de amor en la infancia. Posiblemente tu balanza estuvo más inclinada a la falta de amor que a las expresiones de amor cuando eras pequeño. Sin embargo, eso se puede remediar.
Hazte más consciente de tus momentos amorosos para contigo y con los demás. No hay nada que pueda resultar con mayor beneficio para ti que sembrar aquellos instantes amorosos. Todo tu entorno puede ser mejorado y con ello todo el planeta puede ser mejorado. Solo es cuestión de recordar. Sabemos amar porque somos hechos de amor, solo que a veces lo hemos olvidado.
Patricia González
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